viernes, 22 de julio de 2011

El fin de los tiempos: Algunos anuncios en la Comic Con.

Y bien, la San Diego Comic Con 2011 ha arrancado y es momento, entonces, para volvernos locos con información y divagar en proyectos que podremos ver en un futuro cercano y otros que nunca serán y sólo se quedarán en los anuncios que se hayan hecho.



-El editor Scott Dunbier ha comenzado en IDW una colección extraordinaria llamada Artist Edition, a través de la cual se publicarán obras clave de autores clave (el primer lanzamiento es una recopilación del Thor de Walt Simonson que, en lo personal, no me resulta muy atractivo, a pesar de reconocer la trascendencia y calidad de la obra de Simonson) en gran formato y muy cercano al tamaño del arte original. Dunbier, quien concibió el formato Absolute para DC, tras la recopilación de Simonson, seguirá con una dedicada a Wally Wood y sus historias para EC, otra dedicada a John Romita y sus historias para Spider Man y la última anunciada (al menos hasta el momento) es una dedicada a The Spirit del maestro Will Eisner… no me cabe tanta felicidad. El problema será guardar los 100 dólares que costará cada ejemplar de 144 páginas.

-De Avatar, se anunció que Crossed, uno de los cómics más interesantes y salvajes de la actualidad creado por Garth Ennis, durante 2012 se convertirá en una serie quincenal. Además de que Stitched, la nueva serie de horror también creada por Ennis (y que es parte de un proyecto fílmico, que ya se ha presentado como un corto durante esta Comic Con) comenzará a publicarse mensualmente a partir de noviembre.

-A partir de diciembre de este año, Dark Horse comics comenzará la publicación de la adaptación en cómic de la saga The Strain (conocida en México como Nocturna), escrita por Guillermo del Toro y Chuck Hogan. La adaptación constará de 24 número, 8 por libro (y de los cuales el tercero aparecerá en octubre en el mercado), y será guionizada por David Lapham y dibujada por Mike Huddleston

- Abrams publicará en 2012: The Art of Daniel Clowes: Modern Cartoonist.



-Robert Rodríguez llegó con la espada desenvainada aventando proyectos al por mayor: Machete Kills, la secuela a la fabulosa Machete, comenzará a filmarse este año, acompañada del tráiler para Machete Kills Again; si la secuela resulta un hit como su predecesora, entonces la producción de la tercera de la serie será una realidad. En nuestras manos está que esta extraordinaria obra del cine Serie B sea una realidad.
Este año también comenzará la producción de Sin City 2, para la cual Frank Miller está escribiendo un episodio original para el filme, además de que se realizará en 3D, con ideas que nunca se habían ejecutado en 3D, según asegura Rodríguez, y a quien yo le creo lo que diga.
Los derechos para la nueva película de Heavy Metal (la publicación gringa de culto que abrevó de la seminal francesa Metal Hurlant) han recaído afortunadamente en manos de Rodríguez (el proyecto en el que también participarían David Fincher, James Cameron y, creo, Ridley Scott, ha fenecido entonces) y planea hacer un largometraje compuesto por diversos episodios inspirados en los temas de la publicación, para lo que invita a los mismos lectores a enviar sus ideas y propuestas, vayan aquí.
Rodríguez, continuando con su extraordinaria tarea que lo está convirtiendo en redentor del fandom, apoyará económicamente al museo del maestro Frank Frazzeta para que permanezca, además de que anunció que se encargará de la producción de Fire & Ice y Deathdealer, obviamente, basados en los conceptos del pintor e historietista.
¿Algo más?

-Y ésta no es de la Comic Con, pero es de importancia para nosotros: Marvel México ha puesto a la venta (en teoría desde ayer ya lo está) el primer ejemplar de la colección Marvel Deluxe, que se trata de ediciones en pasta dura. Esta primera entrega se trata de la recopilación de los números 39 al 50 de Tales of Suspense, es decir, las primeras aventuras de Iron Man. Su costo es de 300 pesos y, sin duda, se trata de todo un suceso en la escena editorial nacional de historietas.

jueves, 14 de julio de 2011

Harvey Pekar y American Splendor



Hace un año, el lunes 12 de julio de 2010 murió a los 70 años Harvey Pekar, protagonista del cómic American Splendor. A Harvey no lo mató la kriptonita ni un supervillano con armamento alienígena, simplemente se lo llevaron durante el sueño las secuelas de dos linfomas y toda la carga del mundo que dejó ver a través de sus historias. A Pekar no lo podrán revivir ningún proceso fantástico ni estrategia editorial y publicitaria alguna. Las páginas de American Splendor, su cómic autobiográfico, se han cerrado para siempre. No hay vuelta de hoja.

Harvey Pekar, no fue tan conocido como Superman, Spider Man o, incluso Fritz, el gato, aunque su número telefónico podía localizarse en la sección amarilla. Aunque se desarrolló en el mismo ambiente del cómic estadounidense y compartió puntos de venta y de discusión. Harvey Pekar no tenía superpoderes, pero sus esfuerzos para sobrevivir día a día eran notables y en ocasiones estrujantes.

American Splendor fue un cómic neorrealista (de hecho, así lo etiquetó para su venta el sello Dark Horse, cuando se encargó de su publicación durante los años 90), tal vez el primero en la historia de la historieta, al menos en la de la escena anglosajona: Will Eisner realizó importantes ejercicios autobiográficos, pero eran estilizados y cortados por el melodrama; Eddie Campbell, igualmente, posee un trascendente acercamiento, pero en éste se inmiscuye en muchas ocasiones la fantasía y la interpretación; Rick Veitch, durante los últimos tres lustros, ha realizado un intenso diario de sueños, pero entonces aquí estamos hablando de cómic surrealista.

American Splendor fue único precisamente por todo eso: se trataba de una crónica sincera, ausente de cualquier tipo de estilización, aunque variada en la interpretación gráfica, pues Pekar escribía y una multitud de artistas ilustraron sus memorias a través de poco más de treinta años. El recuento de la vida diaria, con American Splendor, logró un registro testimonial desconocido en su momento en el cómic y un hallazgo literario en la riqueza ofrecida por la sencillez de la palabra.

Harvey Pekar nació y murió en Cleveland, y aseguró que desde que tuvo uso de razón fue un coleccionista: inició con cómics y ya en la adolescencia comenzó con su pasión por los vinilos de música jazz. Estudió literatura en la Universidad Case Western, pero se desesperó al año de iniciado el curso y renunció. En los años 60, en una venta de discos, conoció a Robert Crumb (el célebre patrón del cómic underground, y creador de personajes como Mr. Natural y el mencionado Fritz, el gato), momento en el que nació entre ambos una amistad producto de su pasión por el jazz y la búsqueda de nuevos caminos en el cómic. Grandes conocimientos sobre literatura y música lo acompañaban en su vida diaria. Sin posibilidades de sobrevivir a partir de lo que le gustaba, en 1975 decidió tomar un trabajo como archivista en el Hospital de Veteranos en Cleveland, y del cual se jubiló en 2001 (en 1983, David Letterman le preguntaba por qué no dejaba ese trabajo, y vivía simplemente de escribir sus cómics. Harvey le contestó diciendo que no sabía dónde estaba la gente que pudiera hacer de sus cómics el éxito necesario para vivir de eso, además de asegurarle que necesitaba la rutina y el contacto humano que implicaba su trabajo).

En 1976, desesperado por hacer algo que valiera la pena, que dejara huella, y tras sopesarlo durante cerca de diez años, decidió comenzar a transcribir sus vivencias diarias en forma de guión de historieta, con la idea de que alguien más lo ilustrará, y para demostrar que la historieta podía ir mucho más allá de los superhéroes. Le mostró sus guiones a su amigo Crumb para conocer su opinión, y el dibujante se ofreció a ilustrarlos. Así, editándolo con su propio dinero, Harvey lanzó American Splendor como un cómic totalmente independiente y el cual se publicó de esa forma hasta su número 17, aparecido en 1993, tirando 10 mil ejemplares por número. En los años siguientes se publicaron 24 números más de la serie, bajo los sellos de Dark Horse y Vertigo /DC Comics, apareciendo el último en 2008.

American Splendor entonces pronto brilló, por la capacidad de Pekar para hacer interesante lo más arbitrario de la vida y por su misma naturaleza neurótica que, finalmente, parecía imán de personalidades peculiares conformando, en conjunto, un elenco siempre rico en tonalidades. En American Splendor, la batalla diaria de Pekar para conseguir el dinero necesario para subsistir, sus logros y desesperaciones en torno al coleccionismo, su oscura visión de la vida, su complicada forma de relacionarse con el resto de la humanidad y, a pesar de todo, su deseo por vivir, lo convirtieron en un personaje entrañable para miles de lectores.

De esa forma fue que en varias ocasiones se le invitó al programa televisivo Late Night with David Letterman, y provocó tanto una obra de teatro, como un exitoso filme basado en su vida y en su cómic –o viceversa-, llamado también American Splendor (dirigido en 2003 por Robert Pulcini y Shari Springer Berman, y ganando el premio de la crítica en Cannes y el premio del jurado en Sundance), y el cual le permitió salir por primera vez al extranjero.

Su novela gráfica Our Cancer Year (1994), en coautoría con su esposa Joyce Brabner y el dibujante Frack Stack, una detallada y vívida crónica de su tratamiento contra el cáncer, obtuvo dos National Book Awards en Estados Unidos.

La tragicomedia de American Splendor llegó a su fin. Inesperada como -y con- la muerte, e inolvidable como la vida misma. No habrá secuelas ni refritos, pero en los libreros y en las cajas de cómics queda para la posteridad.



*Texto publicado originalmente el 18 de julio de 2010, en el suplemento El Ángel, del diario Reforma.

lunes, 4 de julio de 2011

Black Jack Volume 14

Black Jack Volume 14, por Osamu Tezuka
Publica: Vertical Inc.
17 dólares



Finales fríos y tajantes… una gran cantidad de estos han podido verse en las historias de Black Jack, el cirujano más fenomenal que hemos podido ver en la historieta mundial, ejecutante prácticamente de milagros insospechados y, por ende, catalizador de cambios drásticos en vidas y destinos.

Eso, por supuesto, en muchas ocasiones puede provocar el caos o las diferencias con familiares o allegados de pacientes e, inclusive, con los pacientes mismos. La pericia de BJ es resultado de su carrera en contra de la adversidad biológica humana; es decir, BJ es un agente del caos para con el destino: su máximo objetivo es salvar la vida de sus pacientes, sin importar la dificultad de cada caso (aunque para que proceda, antes de cada operación se le debe pagar una cantidad estratosférica). Esa parece ser una decisión profesional (aunque BJ trabaje sin licencia) y una posición ante la vida y de espaldas, obviamente, a la muerte.

No han sido pocos los finales tajantes en los episodios de Black Jack. Los finales en los que sólo vemos la sombra de BJ alejarse mientras los rostros boquiabiertos de los otros personajes lo miran. Pero sobre todo, los finales en los que el mismo BJ termina con el rostro estupefacto, como preámbulo al del mismo lector, ante las vueltas que da el destino… estos finales son los que más impactan al lector de la serie.

En Black Jack Volume 14 son varios los finales fríos, tajantes, impactantes. Desde luego no se los voy a contar, tan sólo les diré que en A Transient Love, además de curar a una paciente con cáncer, BJ se casa con ella como parte de un acuerdo del cual fue víctima del destino; en Full-Moon Disease, BJ cura a una joven de un padecimiento que la convierte en una rolliza mujer, y con la cual tiene un lazo que ella desconoce; en Captain Satan, BJ no puede impedir operar a un General conocido por las carnicerías humanas que llevó a cabo en Vietnam –pues su compromiso es operar a cualquier tipo de enfermo, sin importar su calidad humana-, aunque la visita de un grupo de niños cambie todo; en Urashima, BJ busca salvar a toda costa a un paciente que durante medio siglo ha estado en coma, pues si no lo hace su némesis, el doctor Kiriko, practicante de la eutanasia, entrará en acción; y, entre otras historias, se encuentran la de un cineasta japonés que busca trascender con un documental sobre Black Jack, en There Were Two Films; y en Black Jack Disease, ¡BJ debe de encontrar la cura a la enfermedad que lleva su nombre!

Conforme la serie de Black Jack se acerca a su fin (tan sólo tres tomos restan en el futuro de esta colección de Vertical Inc.), los finales parecen ser un tanto más onerosos; sus soluciones médicas, aunque efectivas en primera instancia, en muchas ocasiones terminan causando más problemas a los antes enfermos; y, en este volumen al menos, no son pocos los intentos de asesinato (de parte de parientes inconformes con sus destino o con la suerte provocada por BJ) a los que sobrevive BJ. En ocasiones, el drama, la sangre y la muerte es lo que hace interesantes las vidas; al menos en la ficción. Black Jack Volume 14 es prueba de ello.