viernes, 21 de enero de 2011

Ayako, de Osamu Tezuka

Ayako, de Osamu Tezuka
Vertical, Inc.
27 dólares



Trato de imaginarme, aunque no hace falta porque todos son hechos: durante la primera mitad de los años 70 Osamu Tezuka está en crisis. No se trata de una crisis artística, sino una más o menos existencial ante los cambios sociales y políticos que comienzan a darse posterior a los años 60. Con ello, la producción de manga y anime de Tezuka ya no resulta tan comercial (sigue, por supuesto, sobresaliente y única). A pesar de esto, su disciplina laboral continúa siendo inquebrantable: cinco días a la semana encerrado en su departamento-estudio alejado del mundo externo, tan sólo manteniendo contacto con el asistente que va a recoger sus páginas para llevarlas al estudio mayor, y con su esposa que le lleva la comida (sábados y domingo regresaba a su casa real) en cierto momento del día. Por supuesto, mientras él traza sus mangas, en el taller principal se desarrollan sus otros proyectos de animación y en su cerebro se cocinan otras historias.

Imaginemos, entonces, el cerebro de Tezuka en aquel momento, el cual acostumbrado a trabajar y crear diversas ideas y proyectos a la vez, entra en una dinámica de presión ante el momento histórico y las necesidades que surgen: las neuronas y la electricidad en su músculo cerebral provocan, así, cantidad ingente de historias, y todas marcadas por dudas, coraje, indignación, nostalgia, energía en general que se transforma en una de las etapas más incisivas de Tezuka.

Durante aquella época se dan obras cumbres como Black Jack, Phoenix, MW, Ode to Kirihito, Apollo’s Song y, entre otras, Ayako.

En Iconoctlán se ha cubierto de manera insistente la obra de Tezuka, y esto continúa ahora con Ayako, historia que Tezuka serializó entre 1972 y 1973, en la revista Biggu Komikku, esto es después de Ode to Kirihito y Apollo’s Song, y previo a iniciar Black Jack. Ayako ha sido publicada recientemente por Vertical Inc. en una hermosa edición de pasta dura.

Ayako, de entrada, se perfila como la historia más extensa en la obra de Tezuka (obras como Astroboy, Black Jack e, inclusive, Phoenix, son más extensas, pero se componen de diversas historias), por tanto, podemos imaginarnos una historia mucho más compleja.



Ayako es el nombre del miembro más joven de la familia Tenge, una niña depositaria de lo más puro que pudiera haber en la familia, aunque su origen en realidad sea una aberración. Verán ustedes: en 1949, a su regreso a Japón tras servir a su ejército, Jiro Tenge se encuentra con un país tomado por el ejército estadounidense al mando del general MacArthur, y su recibimiento es el anuncio de que deberá de convertirse en agente al servicio del Gobierno de las Fuerzas de Ocupación. Al llegar con su familia, encuentra que una reforma agrícola ha exigido la repartición de tierras feudales entre los campesinos, esto es un duro golpe a la familia Tenge, que durante décadas ha vivido de explotar grandes hectáreas de tierra. Y esto, tan sólo, como algunos elementos de la descomposición que experimenta la familia Tenge, y como un simple ingrediente de un cuerpo mayor que es toda la nación.

La familia Tenge es depositaria de mentiras y traiciones en medio de un país derrotado y en busca de resurgir. Entre los miembros de la familia se dan todo tipo de actos extremos: asesinatos, violaciones, incestos, robos, maltrato físico, y demás actos bíblicos que parecen llegar a su pináculo con la privación de la libertad de Ayako, quien alrededor de 15 años se la pasa encerrada en un sótano, por no decir que es producto de las relaciones del paterfamalias con la esposa de uno de su hijos...

Los Tenge son la materia que Tezuka utiliza para hablar del difícil trance por el que Japón pasó durante el siglo pasado, y parece que en un esfuerzo por desentrañar el caos que se vivía en los años 70. Para ello, aleja su trazo del estilizado y caricaturizado estilo que durante años explotó. Con Ayako encontramos, tal vez, el ejemplo más naturalista de su dibujo al igual que de su discurso: una tragedia novelesca que en ocasiones parece extenderse o perder el hilo de algunos personajes, pero en realidad es tan sólo la evolución de personajes desolados.

En el contexto de la obra de Tezuka de aquella etapa, tal vez Ayako se trate de la obra más dispareja del maestro; sin embargo, creo que igualmente me ha provocado esa sensación por el mismo errar de sus protagonistas. Ayako, como cualquier obra de Tezuka, es superior a mucha de la narrativa de cualquier medio de su época y de otras.

Aquí pueden leer un extracto de Ayako.

lunes, 17 de enero de 2011

Asterios Polyp, de David Mazzuchelli

Aunque editada en 2009, la novela gráfica Asterios Polyp pude leerla hasta entrado el 2010. Se me pasó ponerla en mi lista de lo mejor del 2010 por ese mismo desfase, pero ahora intento enmendar tal situación con el rescate de este texto (que escribí para el sitio de La Mosca en la red), e igualmente obtener un poco más de tiempo en lo que logró hacer mi primera reseña del 2011.



David Mazzucchelli es un artista extraño. A mediados de los años 80, junto a Frank Miller, creó una obra fundamental de la historieta estadounidense: Batman: Year One (DC Comics, 1987). Miller brindó una historia real y sublime en la que se nos contaron los primeros meses de Bruce Wayne como Batman, y a la cual Mazzucchelli le dio la réplica con un insospechado acto ya clásico, en el que un trazo que combinaba realismo y expresionismo marcaban pauta.

Batman: Year One no sólo reformuló el tejido dramático y cronológico del Hombre Murciélago, sino que igualmente ofreció una ruptura en la forma de acercarse al superhéroe a fin de siglo (fue parte de un movimiento en el que se involucraban otras obras como Watchmen, Dark Knight Returns y American Flagg!), que terminó por trastocar la forma futura para cronicar los actos heroicos de los nu dioses.

El esfuerzo puesto en esta obra fue la continuación de su colaboración con Miller que inició en Daredevil: Born Again, un acto parecido, sólo que un año antes, en 1986, y para Marvel Comics. El terreno estaba puesto para el estrellato, entonces; aunque se tomó su tiempo, Miller no lo desperdició (ahora, a la par de continuar realizando historieta es, también, un rentable director de cine, con dos filmes a cuestas: Sin City y The Spirit). Pero Mazzucchelli pareció no estar interesado, y prácticamente desapareció de la escena.

Durante casi toda la década de los 80, Mazzucchelli laboró en la escena del cómic de superhéroes en una notable evolución que logró lo mencionado. Sin embargo, durante los 90 prefirió agazaparse en esfuerzos independientes y autorales, como su propia publicación Rubber Blanket, y una adaptación de la novela City of Glass, de Paul Auster, que dio de qué hablar durante unos años en la escena de la literatura; sin embargo, fue algo menor en comparación a lo logrado con Miller.

A pesar del buen momento que había pasado en la escena mainstream, parecía como si Mazzucchelli no sólo estuviera harto de los superhéroes, sino de toda la escena y el medio historietístico.

En realidad, este artista prefirió formar a más de una generación de historietistas directamente, impartiendo lecciones en la Rhode Island School of Design y la School of Visual Arts en Nueva York (de donde ha salido Dash Shaw, una de las firmas más jóvenes e interesantes del cómic independiente estadounidense). Pero a pesar de esa renovación en silencio del mundo del cómic, desde el aula de clases, Mazzucchelli continuó trabajando en las obras sueltas para oscuras antologías y, sobre todo, en una obra que completó en 2009 y que ha presentado, por extraño que suene, como su primera novela gráfica (recordemos que tanto su historia con Batman como con Daredevil fueron creadas para serializarse en cómics mensuales, y posteriormente recopilarse en forma de libro).

Asterios Polyp (Pantheon Books, 2009) lleva por nombre el trabajo, y surge del mismo nombre propio de su protagonista: un arquitecto neoyorkino de ascendencia griega que ha encontrado el éxito a partir de la exposición de sus ideas de diseño, aun cuando estas nunca han sido llevadas al ejercicio en el concreto y las varillas. Asterios es un tipo inteligente y regido, en mayor medida, por su hemisferio izquierdo cerebral, es decir, por su lado apolíneo, siendo calculador y controlador ante todas las circunstancias. El destino de Asterios debio originalmente debió de compartirlo con un gemelo, pero su hermano murió en el parto. Aunque prácticamente controlando su destino desde entonces, Asterios queda marcado por esa ausencia carnal que lo lleva por un rumbo peculiar en la vida, impidiéndole la relación con el otro, sea amante o amigo, y con una visión de la vida en la que sólo caben dos vertientes.

Asterios Polyp es un melodrama desarrollado durante la última etapa adulta de su protagonista, y a golpes de flashback. Pero no se trata de un melodrama ramplón; por el contrario, Mazzucchelli crea sus propias reglas en las que el fin no es ni el suceso trágico ni la redención, sino aparentemente dialogar sobre la vida a partir de una concepción materialista.
Aunque Asterios decide dejar su exitosa carrera tras un incendio, para refugiarse como mecánico automovilista (primer trabajo que se le cruza al abandonar su anterior vida y recuerdos), sus soluciones continúan dándose a partir del conocimiento enfático, pues la lectura de libros especializados en mecánica son la solución que sabe se encuentra en toda biblioteca.

Mazzucchelli arropa su historia de personajes que, aunque opuestos al pensamiento calculador de su protagonista, constituyen argumentos igual de validos y con energía para la discusión y la ponderación. En muchas ocasiones, estos mismos personajes, son extensiones de la tragedia griega clásica, puntualizada por el hermano nonato de Asterios, quien se torna en narrador de la obra completa.

El Mazzucchelli de hoy es uno distinto al del trazo realista y energético de los años 80 en el cómic de superhéroes; ahora, una línea estilizada, muy flexible y de sobresaliente economía en su trazo para lograr gran elocuencia, da cuenta de una transición de intereses, sino mayores, sí distintos a los de entonces, pues su búsqueda formal y narrativa parece estar en línea ahora con todas las inquietudes que surgen en el día a día.

Por otro lado, el uso que hace Mazzucchelli del color es muy rico, pues dota a cada personaje de un tono que se intensifica o disminuye según el momento y el cual, desde luego, va en juego con la personalidad de cada uno. Finalmente, la utilización de tonos pastel dota al discurso de un mensaje que, parece, busca armonizar con la existencia y con sus revelaciones, cualesquiera sean éstas.

Asterios Polyp es una lectura disfrutable en sus distintos momentos, y no extraña que la segunda edición esté ya en preparación, tras agotarse prácticamente los 18 mil ejemplares de la primera edición en inglés. El sello español Sins Entido ha publicado una traducción de esta obra, resta aventurarse a buscar (con ésta y con la original) si alguien la ha importado a México.

viernes, 7 de enero de 2011

El fin de los tiempos: The Incal, Hellraiser, Gene Colan y Aaron/Moore

Sabemos que el fin de los tiempos ha llegado…



Cuando en tan sólo dos semanas se ha agotado la primera edición de The Incal: Classic Collection, recopilación de la épica saga creada hace 30 años por Alexandro Jodorowsky y Moebius. La renovación del sello Humanoids para Estados Unidos arrancó, casi, con la presentación de esta obra en gran formato en una edición de 750 copias que volaron. Si ustedes, como yo, corrieron con la mala suerte de no comprar una de las contadas copias que llegaron a Fantástico o no adquirieron su copia a tiempo en Amazon, seguramente estarán tronándose los dedos, las manos y las rodillas de coraje ante esta mala decisión de nuestro bolsillo, pues con todo y que el precio de lista fue de 100 dolarucos (1400 al cambio en pesos en la mencionada tienda de cómics) el tiraje se ha agotado. Esta situación, por supuesto, está provocando que las copias que se están subastando en eBay estén terminando en los 150 dólares. Escribiendo a la misma editorial para hacer llegar mi llanto, me han dicho que esperan sacar una segunda edición, ¡pero para el segundo semestre del 2011!



También lo sabemos, aunque en una mejor nota, cuando desde el sello Boom Comics llega la noticia de que para marzo relanzarán de nueva cuenta un cómic construido alrededor de los mitos de Hellraiser, la casi canónica obra creada por Clive Barker. Los lectores con más de 30 años recordarán que hace cerca de dos décadas en el fenecido subsello Epic, de Marvel Comics, se realizaron una buena cantidad de cómics en base a los conceptos de Barker. De ahí surgieron antologías sabrosas de Nightbreed y Hellraiser, en las que desfilaron creadores tan estimables como Bernie Wrightson, John Bolton (con una portada al número 1 de Hellraiser que es ya todo un clásico), Dave McKean, Neil Gaiman, Mark Hempel Tony Harris, Kevin O’Neill, Kyle Baker, etcétera. Fue una gran momento para las antologías de cómic de horror.
En Boom se recopilará todo este material en formato de libro (algo que hizo hace algunos años igualmente el también fenecido sello I Books), como marco para la nueva serie en la que se han prometido la participación de autores de buen nivel, lo cual empiezo a creerme cuando han dicho que el que inicia es el propio Barker, coescribiendo junto a Christopher Monfette. Pues bueno, esta es una gran noticia, pues además se trata del primer guión de Barker para cómics de Hellraiser (hace unos meses realizó lo que, me parece, su primer trabajo directo para cómic, en un título en 3D para IDW), así como la primera continuación del propio Barker a su historia The Hellbound Heart (de donde surge Hellraiser). Algo que cierra un círculo que se antoja perfecto, es que las ilustraciones correrán a cargo de Leonardo Manco, el dibujante argentino que ha hecho algunas de las escenas de horror más recordadas del cómic reciente en títulos como Hellstorm, Werewolf By Midnight y Hellblazer. Manco posee esa sensibilidad de la generación de artistas españoles que hicieron época en los años 70 en los títulos publicados por la Warren. Las expectativas son altas.

E igualmente, entre las docenas de recopilaciones, sólo que ahora en DC, yo me quedo con la que aparentemente saldrá en julio, llamada Tales of the Batman: Gene Colan Volume 1 y que, como su nombre lo indica, se trata de una recopilación de historias dibujadas por el maestro Colan para los títulos Detective Comics y Batman. Durante años he deseado tener estas historias; algunas de ellas las poseo en las ediciones nacionales de los años 80, pero siempre he querido tenerlas en su idioma original. Ojalá, en verdad, recopilen todo lo que Colan realizó para el hombre murciélago, pues este artista (y las historias de Doug Moench) resaltaron notablemente la atmósfera oscura del personaje y su entorno.



Casi siempre, además de brillantes, las respuestas y comentarios que Alan Moore ofrece en sus entrevistas podrán provocar respuestas encontradas y no pocas enemistades, entre lectores y profesionales. Recientemente se ha dado una un poco lamentable, de parte de Jason Aaron, quien en su columna Where the Hell I Am , simplemente dijo “Go fuck yourself, Alan Moore”, tras leer lo que el mago de Northampton aseguró de la escena del cómic estadounidense en una entrevista de hace varios meses. En ésta, en resumen, dijo lo que desde hace años ha repetido: que tanto Marvel como DC se han encargado de vivir en base a los mismos personajes de hace años, y que no cuentan con buenos guionistas, por lo que la posibilidad de que realicen una secuela a Watchmen con otros guionistas le parece una verdadera pena.
El caso es que Aaron tomó totalmente personal la aseveración de Moore, y tras recordar que Moore fue una de las razones fuertes por las que se encuentra escribiendo, además de ser un coleccionista de su obra, a partir de ya le dará la espalda.
En lo personal, creo que Aaron es uno de los guionistas más brillantes de cómic mainstream estadounidense en la actualidad, su Scalped es una de las lecturas que más disfruto mes a mes. Pero su juicio en este caso, me hace dudar un poco de su claridad para entender las cosas (no soy el único, chequen este compilado de opiniones en Bleedingcool) y, sobre todo, me parece que demuestra lo mucho que se le ha subido la fama, además de que las cosas se las toma personales, cuando ni siquiera están hablando de él. Por lo pronto, olvidaré su opinión, y seguiré valorando su obra.