viernes, 29 de mayo de 2009

VR: Black Jack Volume 5

Viernes de Reseña: Black Jack Volume 5 (Vertical)
17 dólares



Me pregunto si Osamu Tezuka habrá tenido problemas con ciertos sectores debido a su obra, en la cual el análisis y crítica hacia el ser humano es siempre central a la forma y fondo de sus historias. En el caso de Black Jack, como he venido comentando prácticamente en el último año a cada volumen que aparece, Tezuka construyó una serie de conflictos éticos y morales a partir de los acertijos médicos y humanos que se le presentan en cada millonario caso (sumas estratosféricas son las que carga por cada cirugía que practica).

Black Jack Volume 5, el más reciente publicado en Estados Unidos por Vertical Inc., y que de hecho esta semana salió a la venta, compone un intenso crisol en el que BJ se enfrenta a dilemas médicos desde varios aspectos. Recordemos que el propio maestro Tezuka se matriculó en Física, con especialización en Medicina, por lo que su conocimiento es sumamente revelador en la saga de BJ. Y ante esto, vuelvo a la pregunta del inicio, ¿qué algún medico nunca lo enfrentó por decir aquella o tal cosa sobre los médicos y su desempeño?
Porque este volumen resulta sumamente incisivo para con la figura y tarea del médico. En lo personal, tengo una opinión muy respetuosa hacia los médicos. Sabemos que nunca falta el charlatán o el incompetente ejemplar (como en todos los oficios) pero, en general, la figura, el significado y lo que representa un médico, me parece que se trata de un símbolo y una realidad de lo más noble del ser humano. Desde el Juramento Hipocrático que los define, hasta su ejercicio constante para velar por el bien de la salud pública, se me figura uno de los actos más nobles y que en ocasiones no se llega a valorar del todo. En resumen, la disposición, interés y preocupación de un buen médico por todo paciente se me revela como algo verdaderamente heroico... y aún cuando nuestra realidad esta muy marcada por la presencia de algo tan polémico como es el IMSS.

Este volumen abre con Hospital, una fuerte afrenta a estas instituciones, en la que el mangaka caricaturiza la figura del médico eternizado en el poder y su sequito de adoradores convenencieros. Tezuka crítica la cerrazón que existe en ciertos sectores médicos para apreciar o aceptar las propuestas que vienen de otros lugares; en este caso, la indisponibilidad de la institución a aceptar médicos que no vengan de la universidad que ellos apoyan. Se trata, finalmente del tipo de compadrazgos y amiguismos que a todos los sectores y oficios enferman.

En The Helper, BJ es requerido por su antiguo maestro, el doctor Yamadano, quien está siendo amenazado por los actos de un grupo de médicos del hospital en el que trabaja, y que buscan echarlo del mismo. Médicos aún con mucha vida por delante buscan embaucar al médico con más experiencia.

En Country Clinic, BJ descubre en un poblado a un médico que no tiene el suficiente conocimiento para ejercer, aunque éste finalmente demuestra que nunca es demasiado tarde para aprender.

En There Was a Valve! y 99 % Water, BJ se enfrenta con Kiriko, su némesis que ayuda a morir a los pacientes que lo requieran, en el primero en un intento por evitar que acabe con la vida de su propio padre y en el segundo relato impidiendo que se mate a sí mismo tras una extraña enfermedad que parece ser de origen extraterrestre. El dilema de la eutanasia y la sanación son enfrentados a través de los coprotagonsitas de esta historia y lo que representan.

Esa posibilidad extraterrestre y la peculiar e inolvidable historia de fantasmas en On a Snowy Night, que cierra el volumen y los 14 relatos que lo conforman, son los primeros acercamientos de Tezuka a lo fantástico en la saga de Black Jack en lo que va de la colección, y la cual no va siquiera a la mitad y continúa más que intensa.



miércoles, 27 de mayo de 2009

Recuerdos, antes de los webcomics...


Hasta antes de los años 90 del pasado siglo, que yo recuerde y sepa, fuera de la importación editorial realizada por Dimsa, y distribuida en varias tiendas y librerías, no existían otras posibilidades para conseguir algún cómic de importación en la Ciudad de México; sin olvidar los garbanzos de a libra en el Tianguis Cultural del Chopo, la Lagunilla o los puestos de viejo.

Por aquellos años, los fines de semana en las instalaciones del Instituto Mexicano de la Radio (IMER), se realizaba una especie de micro Tianguis Cultural del Chopo en el que se ofertaban productos y parafernalia involucrada con la música, además de presentaciones en vivo (recuerdo que ahí vi por primera vez a Jaime López). Entre los puestos se encontraba uno especializado en historieta, con una buena oferta de historieta mexicana, e igualmente varias publicaciones de importación. Era un espacio único en su época, y por tanto era punto de reunión de los entusiastas del medio. Oscar González Loyo y Jesús Gil Holguín (entonces traductor para Novedades de las historietas que publicaban de Marvel Comics) eran los gurús de entonces, y ahí se dejaban ver.


Aunque no el mismo, un vocho blanco muy parecido

No recuerdo exactamente el año, supongo que habrá sido 1990 0 91, y no recuerdo exactamente dónde vi el anuncio (creo que fue en la revista Tiempo Libre), pero a través de uno me enteré de unos dealers de cómics que circulaban por el Monumento a la Revolución; y digo circulaban, porque su tienda era rodante dentro de un vocho blanco (si no recuerdo mal el color). Tras llamar a su teléfono, me citaron a cierta hora un sábado, y en una esquina del mencionado monumento ya estaba el vocho esperando cuando llegué. No recuerdo si mientras uno veía la mercancía el vehículo se ponía en movimiento, pero creo que así era la cosa. Recuerdo que entre varias cosas, traían el primer número de Hellraiser (publicado por la extinta Epic Comics, y basado en la obra de Clive Barker), y me acalambró como pocas cosas en aquella época… pero mi presupuesto sólo alcanzó para comprarme Heart of Darkness (con Ghost Rider y Punisher, por Howard Mackie y John Romita Jr.). Esa tienda rodante estaba bien siniestra, pero muy alucinada sin duda. Seguramente, si hoy hubiese un negocio así, ni a madrazos me subía.

No mucho después, y no lejos de ahí, a una cuadra de Insurgentes sobre Puente de Alvarado, me encontré con un puesto de periódicos que por fuera ofertaba los cómics de Novedades y Vid de aquella época, junto a algunas revistas. Pero si uno aguzaba más la vista podía ver que esto era como una cortina de humo para disfrazar algunos cómics de importación colocados de forma casi estratégica. Ya si uno se adentraba más en el puesto, podía ver entonces que lo que ahí se vendían eran cómics e historietas, viejas y nuevas, nostalgia y moda, precios módicos y otros no tanto. No sé en qué momento la venta de este puesto dejó de ser lo que era, pero sin duda se trataba de otro peculiar y siniestro termómetro de lo oscuro que era el coleccionismo de cómics en aquella época. Y los dueños me parece que fueron los mismos del vocho blanco.


A punto de caerse el trepamuros en Comics S. A. (foto tomada de http://toukanmanga.blogspot.com)

Entre 1991 y 1992, me parece, sucedieron muchas cosas (como saben, en parte gracias a la popular Death of Superman), no recuerdo exactamente la secuencia, pero muy cercanas entre ellas. Creo que éste es el orden de hechos: el dueño de un local de dulces de importación en el bazar Pericoapa decide comenzar a traer algunos cómics a precios verdaderamente elevados, pero tiene un buen éxito ante la demanda (ahí compré la primera saga de Batman Versus Predator, de Gibbons y Kubert, en su momento); tras un par de años, creo, la proliferación de vendedores de cómics en el bazar y sus malos precios, lo hicieron regresar a la venta exclusiva de dulces. David Noriega, a la par de la venta de programas y juegos para computadora, inicia la importación de cómics, iniciando con una cajita de no más de cien ejemplares, y en cosa de meses se extiende a dos y creo que hasta tres puestos, hasta que ya no le alcanza el lugar y decide migrar. Un importador de patinetas y utensilios para el joven y adolescente grunge de la época, igualmente cayó en la idea de comenzar a importar cómics; durante más de un año este local trajo una buena cantidad de material muy especializado, en parte porque detrás de los pedidos se encontraba Ernesto Priego, aunque esos pedidos muy especializados poco a poco terminaron con el negocio. Bueno para los pocos fans que andábamos por ahí, pero malo para el negocio.

Fuera de Pericoapa, y durante este periodo, surge la que tal vez sea la primera tienda de cómics en un local hecho y derecho. Un día recibo una llamada y mi sorpresa fue enorme al enterarme que se trataba de Oscar González Loyo, quien se dio a la tarea de hablarle a varios de sus lectores para invitarlos a la inauguración de una tienda de cómics en la calle de Petén, allá por la colonia Narvarte. Fue un sábado, y el local no era muy grande, pero las posibilidades sí lo eran. En esa ocasión me compré el número 1 de The Heckler, cómic cagadísimo y muy poco valorado de Keith Giffen, y cuya fecha de portada de septiembre de 1992 me lleva a deducir que por aquella época fue la apertura de la tienda. No recuerdo cuántas veces volví a esa tienda, pero no mucho después se dio un conflicto entre los dueños, de donde surgen dos tiendas: Cómics S. A., de Carlos Tron y Gustavo Martínez, y Mantícora Cómics de Eduardo Flores; de estas dos la única que sobrevive es Mantícora, cerca del metro Etiopía.



Cómics S. A., sin duda, sigue siendo el lugar más bello en el que alguna vez se vendieron cómics: recordarán el Spider Man que parecía mirar sobre toda avenida Universidad adherido a la fachada del lugar. La tienda se encontraba en un primer nivel, y quien gustase podía descender sobre un tubo cual Batman bombero. El lugar era amplio, grandes cantidades de luz entraban por sus ventanales y presentaba una oferta variada de cómics. Mantícora, aunque un lugar más reducido, siempre ha contado con buenas propuestas de cómics para coleccionistas, y siempre hará que uno salga de ahí rascándose el bolsillo. Eran otros tiempos, muy buenos, en los que el dólar anduvo entre 3 pesos y fracción y 5 devaluados pesos. Lástima que uno todavía no tenía el capital suficiente para comprarse todo lo que deseaba.

Por esta época, también se abrió la tienda Urantia Blue Comics, en algún lugar del estado de México; pero ésta, aunque nunca la conocí en su espacio físico, sí la encontré en las convenciones con su magnífica oferta. Hablando de convenciones de cómics, sepan que el primer gran evento de cómics e historietas que se hizo por aquella época no fue el realizado heroicamente durante varios años por Luis Gantús y Martín Arceo, sino una Feria de Historieta que se hizo en la ENEP (ahora FES) Aragón, en su auditorio Elefante Blanco, perdón: José Vasconcelos… quién iba a decirme que unos pocos años después entraría ahí a estudiar.


Otro (éste sí) elefante blanco gemelo, según Hernández

Y bueno, sin duda, aquella cajita de cómics en Periocoapa fue la que más logros ha tenido en esta historia, pues es la razón de que hoy día exista la exitosa cadena de tiendas de cómics Comicastle, pronto Fantástico.

Como se escribió líneas arriba, cuando dos o tres puestos de Pericoapa ya no fueron suficientes, David Noriega tuvo que buscar un local, y este se encontró en Plaza Trico, saliendo de la estación Zapata, del Metro, sobre Félix Cuevas. Primero en un local en la parte de arriba, y poco después en un local abajo. Durante casi tres lustros esta tienda permaneció en esta plaza (al tiempo que Noriega abrió otros locales en Villa Coapa, Ciudad Satélite, Guadalajara, Querétaro y Monterrey) y junto a Mantícora y Comics S. A. se ha encargado de construir una escena de lectores en México. Hoy día ya hay otras tiendas, como BadaBing Cómics y Capital 8, esperemos permanezcan mucho tiempo.

En días pasados, se ha anunciado que por cambios en la mencionada plaza (que de hecho, ya no es Trico, sino La Esperanza… pero díganle ustedes no a la costumbre), la tienda tendrá que mudarse un par de calles adelante sobre la misma Félix Cuevas y, para la ocasión y aprovechando, cambiará su nombre a Fantástico (nombre que aunque no resulta del todo fantástico, en lo personal, se escucha y se mira mejor que Comicastle, sin duda).

Los tiempos cambian, ni modo.


Foto de Comicastle tomada de http://comicorp.blogspot.com



jueves, 21 de mayo de 2009

7 años, y 70 años


El momento histórico editorial es tan aciago, que escuchamos y vemos cómo fenecen al paso esfuerzos editoriales. La edición mexicana de Rolling Stone es la pérdida más reciente. Con su número de mayo, el 79, llega a su abrupto fin esta publicación que durante siete años ofreció una buena cantidad de información y opiniones, partiendo de la escena rockera mundial.

Durante prácticamente esos siete años (con una ausencia de un par de ellos) tuve ocasión de colaborar felizmente en esta publicación, con textos sobre cine, música y cómic, con especial libertad. De hecho, durante prácticamente un año hubo la apertura y confianza para armar una sección de cómics en la que, les aseguro, se habló de títulos que no aparecieron en ninguna otra publicación nacional.

La crisis finalmente se la llevó, pero ahí quedan (en lo personal) textos sobre Moore, Miller, Suspiria, Blue Velvet, Watchmen, entrevistas con Zack Snyder, David Cronenberg, Phil Manzanera y Peter Murphy, entre otros. Vaya un agradecimiento para Benjamín Salcedo, Álex Carranco, Juan Calos Villanueva y Francisco Rubio, quienes siempre mostraron sensibilidad a propuestas alternativas. Gracias.

Y precisamente en el último número, con recomendable información centrada en Depeche Mode y la escena electrónica original, aparece un texto celebrando los 70 años de Batman, firmado por quien esto escribe. Lo ponemos aquí para dejar constancia de Rolling Stone.


Tan sólo un año menor que Superman, al Hombre Murciélago: Batman, le toca celebrar ahora siete décadas de historias oscuras, psicóticas e intensas. El buen boyscout de Kripton, sin duda, permanece como el primer superhéroe de la historia; pero el atormentado Bruce Wayne ha hecho de su cruzada anticrimen y antilocura poco más que un reflejo fiel del siglo XX… y eso se traduce en una popularidad que hace palidecer a la del extraterretre más poderoso de la Tierra.


*Esta imagen del hombre muricélago es obra de Kevin Nowlan, y aunque es de un Batman a los 50, funciona para los 70 y es muy buena.

Las muchas vidas del hombre murciélago


Siglo XXI

Si fuera un ente de carne y hueso, este mayo de 2009 Bruce Wayne / Batman tendría 70 años. Seguramente su rostro estaría surcado por un mapa de cicatrices, y tal vez una silla de ruedas sería su nuevo Batimovil tras una columna vertebral rota varias décadas atrás. Pero también existe la posibilidad de que fuera un vengador urbano tipo Clint Eastwood en Gran Torino. De hecho, Eastwood haría el Batman perfecto si se adaptara al cine The Dark Knight Returns, la ya canónica historieta de Frank Miller en la cual presenta a un Batman viejo, retirado y amargado por tanta violencia, una especie de Dirty Harry añejado… Gran Torino, finalmente, parece tener varios puntos en contacto con The Dark Knight Returns.

Es cierto, Batman no es de carne hueso, pero aún así su figura ha influido como pocas en nuestra realidad y sus 70 heroicos años se sostienen sobre una base de historias, ideas e imágenes y diversos estilos que parecen estar hechas a prueba de modas y fronteras.

Al momento, en la continuidad oficial de sus historietas publicadas por DC Comics, Batman está muerto, Missing in Action, y sus alumnos (Robin, Nightwing, Damian, Azrael, Oracle) se encuentran en el dilema de defender la figura del Hombre Murciélago o tomar la estafeta. Afortunadamente, aún tenemos el muy buen sabor de boca que significó The Dark Knight (2008).


Los 90

¿Que son 70 años de historia para un personaje de ficción?

Tal vez la oportunidad de reiterar que su historia continúa viva, a pesar del tiempo y gracias a la fuerte imaginación de su creador o creadores.

Pero, ¿qué significan 70 años para un vigilante como Batman?

Tal vez una oportunidad para entenderlo y asimilarlo finalmente como un arquetipo que, aunque en la fantasía, construye patrones, identidades, principios e ideas que alteran nuestra vida desde la dimensión de las ideas: no son palpables, pero preceden el ejercicio del mundo material.

En 1993, el guionista inglés Warren Ellis y el dibujante John Cassaday, en el crossover Planetary Batman Night on Earth, presentan una historia extraordinaria y concluyente en la que la geografía de Gotham City cambia a cada tanto, manifestando diversas encarnaciones del hombre murciélago: desde el esquemático creado por Bob Kane, hasta los de Adam West, Frank Miller y Alex Ross, entre otros. Cada versión representa un tiempo y sensibilidades distintas (cada una es válida, importante y entrañable), pero finalmente todas provienen del mismo arquetipo y del mismo infante atormentado por la pérdida de sus padres.

A la par de que Bruce Timm diseña el inolvidable serial animado Batman: The Animated Series, Botellita de Jerez crea la baticumbia con Abuelita de Batman, para más dolores a un Batman parapléjico por aquellos años en la historieta.


Los 80

Esta década cerraba con broche de oro con el primer gran proyecto audiovosual a gran escala de Batman. El filme de Tim Burton marcó toda una época, e igualmente fue un reflejo de la sobriedad alcanzada por historietas como la mencionada The Dark Knight Returns (1986) y la Watchman (1986) de Alan Moore y Dave Gibbons.

Al momento de estreno del filme de Burton, DC Comics publicó The Killing Joke, de Moore y Brian Bolland, una novela gráfica revelatoria en la que el Hombre Murciélago y su inseparable enemigo el Joker muestran más que vasos comunicantes en sus respectivas obsesiones. Esta obra casi dos décadas después sería la fuente principal para el celebrado filme de Christopher Nolan, The Dark Knight.


Los 70

Aún cuando realmente fueron pocas las historias en colaboración del guionista Dennis O’Neil y el dibujante Neal Adams, su versión de Batman ha sido desde 1970 (año en que su publicó la primera historia de esta dupla) el rasgo definitivo del personaje. Ambos autores buscaron regresar el personaje a sus sombríos orígenes, tras tanta psicodelia y humorismo camp en los 60. No obstante, en la televisión la historia seguía siendo otra, con la llegada de la serie animada Super Friends (Los Super Amigos).


Los 60

Batman también fue presa de la psicodelia y, sin duda, fue uno de los productos más afortunados. En 1966, 800 mil dólares bastaron para construir la baticueva de una de las teleseries más recordadas de la historia: el Batman del productor William Dozier quien, tomando en cuenta la transición del blanco y negro al color en la televisión, definió a la serie por la utilización de matices realmente saturados y contrastantes, artilugios del arte Pop, peculiares ángulos de cámara para la época, explotación de elementos del cómic (onomatopeyas, entre otros) y, ante todo, un tono paródico y absurdo tanto en las historias como en el corte de los personajes.

Adam West y Burt Ward son ya nombres clásicos.


Los 50

En el número 76 de Superman (de junio de 1952), el protagonista del título y Batman resuelven juntos una historia y en el proceso descubren sus verdaderas identidades. El éxito de la historia los lleva a protagonizar el título World’s Finest Comics, con una fórmula que hasta hoy día es muy explotada.

Década de caza de brujas y paranoia comunista, la mitad del pasado siglo estuvo a punto de acabar con la historieta estadounidense, acusada de corruptora de menores según el psicólogo Fredric Wertham, quien de Batman y Robin dijo se notaba claramente que protagonizaban una relación homosexual.


Los 40

Una gran cantidad de personajes y elementos de importancia radical en la mitología del personaje surgieron durante los años 40: En abril de 1940 (Detective Comics 38) apareció Robin, el llevado y traído joven maravilla; y así siguieron Clayface (Detective Comics 40, junio de 1940), el batimovil (DC 48, febrero de 1941), el Espantapájaros (Worlds Finest 3, otoño de 1941), el Pingüino (DC 58, diciembre de 1941), la batiseñal (DC 60, febrero de 1942), Dos Caras (DC 66, agosto de 1942), Alfred (Batman 16, abril/mayo de 1943) y etcétera...

Ya en 1943, la Columbia Pictures produjo un temprano serial cinematográfico, dirigido por Lambert Hillyer, en el que podemos ver a un Batman y un Robin que parece compraron sus disfraces en La Merced. El encanto de la inocencia de esta serie no ha desaparecido.


Génesis

El relato del niño vuelto multimillonario tras la muerte de sus padres baleados en un callejón, y convertido años después, en extrovertido vengador que semeja la figura de un vampiro para ejercer miedo sobre todo vehículo del mal, muerte del niño Bruce Wayne y nacimiento de Batman, es ya un relato contemporáneo de proporciones míticas conocido como los mejores relatos de la antigüedad.

Se sabe que Bob Kane, creador del personaje, se inspiró en el Zorro de Douglas Fairbanks, en el villano del filme The Bat Whispers, y en un estudio de Leonardo da Vinci para aplicar el ornitóptero (máquina con alas artificiales que se eleva aleteando), para la creación de Batman. Y así, fue que apareció por primera vez en el número 27 de Detective Comics, con fecha de portada de mayo de 1939.

lunes, 18 de mayo de 2009

Sólo para locos mariguanos


Algunos de ustedes tal vez lograron ver mis cachetes placeros (debo de bajarle a los tacos, y meterle más al ejercicio) el pasado fin de semana en un programa de Edgar Allan Poe, por Canal 22. Pero si no pudieron verme, y están ansiosos de escucharme (de menos), entonces no se pierdan este martes 19 de mayo, a las 21 horas, por Radio Ciudadana (660 de AM), el programa Música d’ locos (mariguanos… como dice Alex Lora), al cual he sido invitado para hablar sobre cine y cómics de metal.

Este programa semanal que va por su cuarta o quinta edición continuará durante los siguientes 5 meses ofreciendo una opinión sobre el Heavy Metal, durante los años 80 y en todas sus vertientes, en un esfuerzo del incansable headbanger Antonio Cruz de Blues, y al cual se ha sumado ahora Rogelio Matamoros, es decir, don Diablo Despierto y carnal de quien esto escribe.

Sirva esta invitación para que escuchen música que ni siquiera se escuchó en su momento histórico, y que ahora resulta una auténtica bocanada de aire puro ante tanta música basura recetada en reactores.

Y como este post es simple y llanamente onanista, les comunico que en http://ojosmasqueabiertos.blogspot.com/ he subido un post en honor a los 30 años de la verenable revista Fangoria, Alma Mater de una legión de fantasistas.

*La imagen es un retrato de un loco mariguano, obra de Jamie Hewlet, para el número 20 de Shade, the Changing Man.

jueves, 14 de mayo de 2009

TLoEG Century: 1910

Tras casi dos años de que apareció el polémico Black Dossier de The League of Extraordinary Gentlemen (recordemos que esta divertida novela gráfica, que resolvía ciertas dudas sobre este equipo a partir de una especie de almanaque de su historia y las peculiaridades de sus diversos integrantes, no contó con el CD de música creada por sus autores expresamente para el libro, en principio no se vendió fuera de Estados Unidos y su editor, Scott Dunbier, fue corrido de Wildstorm unos meses después. Aparentemente, todo esto fue una venganza de Paul Levitz, presidente de DC Comics, tras varios desencuentros con Alan Moore), ayer mismo arribó al mundo The League of Extraordinary Gentlemen Century: 1910, primero de tres libros que conformarán la cuarta aventura publicada de estos personajes, obviamente escrita por Alan Moore, dibujada por Kevin O’Neill, rotulada y diseñada por Todd Klein y en esta ocasión asistida en los colores por Ben Dimagmaliws.


Ahora bajo el cobijo del sello estadounidense Top Shelf Productions y del sello inglés Knockabout en conjunto, este episodio de la TLoEG continúa con la acumulación de disímbolos personajes de ficción, previamente vistos en obras de otros autores, para el críptico deleite del lector experimental de historietas.

Ya en algunas de las reseñas más genéricas de esta obra los que firman se han quejado de lo complicado de la historia a partir de lo oscuro de la mayoría de referencias que presenta, argumentando que impide el pleno disfrute de la obra. Efectivamente, esta historia es un complejísimo tejido compuesto de personajes de diversas fuentes y la gran cantidad de explosiones imaginativas que esto detona en la propuesta de Moore y compañía. No por nada, hasta el momento, existen sendos volúmenes (Heroes & Monsters, A Blazing World e Impossible Territories ) de anotaciones al respecto, viñeta por viñeta, realizadas heroicamente por Jess Nevins para los tres primeros libros (y de lo cual pueden checar las versiones menos depuradas aquí).

Hay que tener en cuenta que la lectura de la obra de Moore exige mayor atención y compromiso por parte del lector, que lo necesario para hacer la mayoría de lecturas en general. Y con TLoEG hay que gradar la dificultad y compromiso, ante el detalle y la numeralia.

Dicho esto, puedo comentar que mi lectura de este primer volumen ha sido muy grata, muchas referencias permanecen en la oscuridad para mí (lamentablemente, Nevins ha anunciado que no hará mas anotaciones de cómics, no se sabe la razón, así que alguien más, o uno mismo incluso, tendrá que intentar hacer la cardiaca tarea… aunque en su mismo sitio asegura que las anotaciones para 1910 están listas. ¿Alguien puede explicame, por favor?), aunque eso no impidió el disfrute de una obra que se sostiene igualmente como ejercicio narrativo.

Como es claro, la historia se ubica en 1910, con Willhelmina Harker y Allan Quatermain como únicos remanentes de la primera encarnación de la Liga, y notablemente rejuvenecidos tras bañarse en unas aguas mágicas en Uganda. Thomas Carnacki hace su aparición con visiones apocalípticas (éste, héroe de una serie de historias cortas escritas por William Hope Hodgson, autor de la influyente The House of the Borderland, reverenciada por los propios Lovecraft y Moore, éste último quien se encargó de escribir una intro para la adaptación en cómic realizada por Richard Corben de dicha historia) y, junto con él, Anthony Raffles, el eterno hermafrodita Orlando, y la pareja mencionada conforman la nueva versión de TLoEG. La amenaza según el visionario Carnacki puede venir de los actos de Oliver Haddo (ocultista que está tomado de la novela The Magician, de Somerset Maugham, diseñado a partir del mismísimo Aleister Crowley), y mientras a Londres ha regresado un tal Jack the Knife (una brillante aparición creada de la suma de Jack the Ripper y Mack the Knife, personaje de la Opera de los tres centavos de Brecht y Weill). Una breve aparición por parte de Andrew Norton (viajero del tiempo creado por Iain Sinclair e ilustrado por Dave Mckean en algunas historias) será recordada, sin duda, por su esplendor.

1910, así, es otro espectacular retablo de la Liga, pleno en ideas de genialidad diabólica y momentos musicales indudablemente extraños y bellos (Moore dijo en una entrevista, muy recomendable por cierto, que de los momentos musicales intentó no crear algo como “aquellas terribles películas de Elvis Presley en la que alguien le arrojaba una guitarra y comenzaba a cantar”; y aunque lo puesto en ese aspecto en 1910 no me parece que esté tampoco del todo alejado incluso de las películas de charritos cantores mexicanas, logra algo mágico y de diversas resonancias, como lo logrado por Julie Taymor en Across the Universe con las canciones de The Beatles).

La narración en prosa que cierra este episodio (y que queda en continuación para los dos restantes), además de implicar un visionado de mundos y seres intrazables, ya es recordada por permitir la apreciación de dos estrambóticos superhéroes de la protopsicodelia comiquera: Captain Universe (creado por Mick Anglo, efectivamente, el mismo perpetrador de Marvelman, el original) y Stardust (la estrambótica creación del estrambótico Fletcher Hanks), éste último a quien se le ve suspendido en una morada final de hielo y a quien Moore, así, reúne poéticamente con su creador, a quien por última vez se le vio congelado una mañana sobre una banca en Central Park.

Como bien saben, se trata de lectura obligada.



-Y por cierto (la psicomagia existe), acaban de avisarme que Alan Moore y su obra: Realidades construidas, finalmente, si está vendiéndose en librerías Gandhi, la cual se suma entonces a El Sotano y la tienda de comics BadaBing. Así que ya saben dónde pueden encontrarlo.

La ilustración que ven arriba de Moore haciendo lo suyo, es obra de Josue Rodas, a quien le agradezco enviarme la misma y haber estado con su hermano en la presentación del libro hace unas semanas.

viernes, 8 de mayo de 2009

Chamanes, doncellas y más chamanes


-El sábado 2 de mayo, en Londres, la tienda de cómics Gosh! albergó una concurrida sesión de autógrafos presidida por dos genios del arte secuencial. Allá en Gosh!, lo esperado no era el Free Comic Book Day, sino la presencia de los caballeros ingleses Kevin O’Neill y Alan Moore, quienes de plácemes estuvieron por la aparición de The League of Extraordinary Gentlemen Century: 1910, primero de tres tomos que compondrán la saga Century, en la que Moore y O’Neill trazarán una historia del Siglo XX y hasta el 2009, en forma de investigación musical de principio de siglo, con misterio satanista y referencias pop y psicodélicas de iniciados incluidas.

Por allá anduvo Ernesto Priego, quien en su blog ha hecho un breve comentario y explica que no le importó formarse durante tres horas para conocer a estos Magos, así como corroborar la fuerza de la escena historietística. 500 copias de The League of Extraordinary Gentlemen Century: 1910 se ofrecieron ese día como adelanto, dos máximo por persona (desconocemos si hubo alguien que se quedara sin su copia). Las elocuentes fotos que acompañan este texto son autoría de Lucy Morris, durante el evento.



Mr. Moore me dijo lo siguiente sobre este primer libro de Century: “Cuando decidimos hacer el cuarto libro quisimos localizarlo en tres periodos distintos: el primero se establece en 1910 y se enfoca sobre todo en los eventos de la ópera de Bertolt Brecht y Kurt Weil, y que inicialmente se desarrolla en Londres en ese año. Es así que tenemos personajes de Brecht como Pork y Jenny, y Jack el cuchillo, y quienes aparecerán al lado de personajes regulares de la Liga; también habrá algunos personajes del teatro de aquella época, y que componen una serie de eventos interesantes de su momento. Igualmente hay una buena cantidad de canciones que escribimos a partir de las canciones de Brech; así que podemos decir que el primer libro es un musical, y creo que se titulará “What Keeps Mankind Alive”.

Consíganse Alan Moore y su obra: Realidades construidas, para leer más sobre esta obra de la Liga, que parece llegará a México a finales de mayo.



-Don Diablo Despierto, cuyo blog les recomiendo ampliamente a los metaleros y melómanos, me hizo llegar este link en el que nos enteramos de una ridícula demanda hecha por la banda Iron Maiden en contra de Jason Rubin y su compañía Iron and the Maiden LLC, por considerar que el nombre del cómic que publica (Iron and the Maiden) se aprovecha claramente del nombre de la banda inglesa de metal creada por Steve Harris.

Los voceros de Rubin han declarado, con toda razón, que la demanda es absurda pues no pueden reclamar el derecho sobre el nombre, cuando éste proviene de una herramienta de tortura medieval que, obviamente, precede a la millonaria banda. Aunque podemos recordar que los chinos, supuestamente, poseen un copyright sobre la imagen guadalupana.

Por demás está decir que Maiden (sus integrantes) están perdiendo la razón, y que Iron and the Maiden por su pinta (he visto el cómic, pero en lo mínimo me ha llamado la atención adquirirlo) se nota un cómic genérico de poco interés.



-No soy lector asiduo de la revista Wizard, y el más reciente número fue uno que no compré como de costumbre… creo que tendré que comprarlo, pues me he enterado que en una entrevista que presenta con Grant Morrison, este ilustre y reciente farragoso autor de mundos anuncia que su siguiente proyecto en DC Comics será una miniserie de 5 números llamada The Multiversity, en la cual utilizará los universos de historias fuera de continuidad o de personajes de otras compañías que ahora pertenecen a DC.

Como algunos de ustedes pueden aventurarse a imaginar, Morrison planea que uno de los números se centre en los personajes de la Charlton y los mismos de Watchmen. Sabemos ya de la antigua gresca entre Morrison y Alan Moore, por lo que podríamos pensar en una venganza por parte del autor escocés.

No obstante, me parece que éste no es el caso. Y aunque no le auguro gran éxito al ejercicio, esto resulta tan excitante, como una hipotética incursión de… digamos de David Cronenberg en los personajes de Blue Velvet, de David Lynch. El hijo del encuentro de dos maestros no necesariamente será un buen ejemplar.

¡Qué Mr. Moore nos agarre confesados!


-Por cierto, mañana no se les olvide la presentación de Comikaze número 5:


miércoles, 6 de mayo de 2009

Comics are dead


En el especial número 4 de Ex Machina, cómic escrito por Brian K. Vaughan y dibujado por John Paul Leon, el alcalde de Nueva York y superhéroe de este título, Mitchell Hundred, escucha lo siguiente en voz de un frutiloops que acaba de cometer un asesinato supuestamente porque Hundred se lo hizo saber a través de un periódico:

“[Los creadores de cómics] son los peores. Los periódicos, de menos, son reciclados eventualmente. Pero los cómics están hechos en papel virgen que cae en manos vírgenes, y que eventualmente los meterán en plástico venenoso, para siempre. Aquellos que los crean y que los consuman serán los siguientes en morir”.

El loquito en turno, botánico de profesión, dice tener una conexión con el mundo de la flora tras consumir vegetales bañados en sangre de Hundred (recordemos que este alcalde, por alguna razón que aún no nos revela Vaughan, tiene incrustados en una sien una especie de circuitos que le permiten tener comunicación y manipulación sobre cualquier objeto electrónico), y que de hecho, la flora ha comenzado a darle órdenes de ir exterminando a todo aquél individuo que signifique una amenaza para la sobrevivencia de cualquier vegetal.

El editor de un diario neoyorkino que se negó a imprimir en papel reciclado fue la primera víctima.

La diatriba clorofílica de este individuo, no obstante, empata con cierto dilema que anda en el encéfalo de Hundred, quien busca economizar y perfeccionar la energía de Nueva York con turbinas de viento. ¿Si pidió a los editores de periódicos que cambiaran a papel reciclado, por qué no hacerlo con los de cómics?

No obstante, una asistente le hace ver que, como el rock’n’roll, los impresos en papel están muertos: el presente y futuro (parece ser) se encuentra en la información a través del monitor de la computadora y demás chimoltretas electrónicas.

Como ustedes saben, en Iconoctlán en recientes posts sobre todo, se ha discutido sobre la innegable e irrepetible experiencia de la lectura de cómics como surgió y debiera ser siempre: en papel, percibiendo su consistencia y su olor. Pero igualmente, hemos manifestado que la tendencia parece comenzar a hacer a un lado el papel, ante el desabasto forestal y todas las implicaciones catastróficas y económicas que esto implica.

Con las palabras suficientes y con mucha acción, como es recurrente en la efectiva narrativa de Vaughan, este autor comienza la discusión metatextual acerca de la pertinencia de la historieta en papel en el siglo XXI. Seguramente vendrán muchas más y como preámbulo a lo que parece inminente.

Hace 9 años, precisamente, en el editorial que el propio Vaughan escribía para la sección On the Ledge de las publicaciones de Vertigo, como presentación al inicio de su corrida en la 3ª versión de Swamp Thing, manifestaba su odio hacia las plantas. Escribía entonces que un historial de alergias ociosas le habían llevado a encontrar a su enemigo en las plantas, por lo que encontrarse al frente de un cómic que hablaba de un amoral mutante de humano y planta le parecía grotesco y coincidente. Invitaba a los lectores a que compraran el cómic, pues entre más se imprimieran más plantas serían desintegradas.

Seguramente, hoy día, este joven Vaughan sería exterminado por el actual Vaughan, defensor de las plantas del siglo XXI.

viernes, 1 de mayo de 2009

"Qué nos preocupa", diría Alfred E. Neuman

Esta semana la revista MAD llegó a su número 500, con vistas al futuro y a la crisis global. Con este número la publicación pasa de ser mensual a trimestral, en un esfuerzo de sobrevivencia ante los dictados de la tecnología y la adaptación a las transiciones provocadas por la insipiente economía mundial.

Prácticamente durante sus más de 50 años de historia esta publicación se mantuvo saliendo mes a mes como opinión irónica, crítica y simple comentario de comicidad a nuestra vida diaria. Por sus páginas han desfilado auténticos genios de la historieta y el buen humor como Harvey Kurtzman, Basil Wolverton, Don Martín, Bill Elder, Sergio Aragonés, Antonio Prohias, Mort Drucker, Al Jaffe.


MAD inició como un cómic de humor que desde el principio mostró una naturaleza salvaje al parodiar cómics, películas, televisión y clásicos de la literatura, sin que sus autores se tentaran el corazón. Pasó a formato magazine para evitar la censura mccarthysta, y así poco a poco se convirtió en uno de los discursos más potentes e influyentes de la cultura del vecino país (ahí está en el número 500 la foto de un lector de la revista sosteniendo una copia de MAD, junto al respetado politólogo Noam Chomsky).

Cientos han sido sus colaboradores y creativos, por tanto la calidad en ciertos casos ha sido mayor que en otros; pero el objetivo crítico y de divertimento nunca lo ha perdido. El número 500, así, creo que quedó a deber; pero a pesar de ello no está falto de energía. La especialísima sección de los Favoritos 500 Marginales de Sergio Aragonés son memoria, nostalgia, cientos de carcajadas y un repaso bárbaro de historia en unas cuantas páginas.

Felicidades a todo el “usual equipo de idiotas” que han mantenido vivo este sueño durante prácticamente seis décadas.


Y coincidiendo, finalmente, logré conseguirme la edición especial de MAD para la Comic-Con de San Diego de 2008, con portada y parodia a Watchmen. Debo de decir que a mi gustó está mejor la parodia realizada al filme, aparecida en el número 499. No obstante, la parodia a la serie original de Moore, Gibbons y Higgins de este número especial (llamada Botchman, creo que algo así como los Malhechos) también tiene su encanto. El guionista Desmond Devlin, logra su mejor momento cuando se burla del experimento narrativo de Moore en tal cómic, y es de especial interés el arte realizado por Glenn Fabry, historietista inglés de quien hemos aplaudido varias de su proezas al lado de Garth Ennis.

El vistazo de Aragonés a la Comic-Con resulta de especial inspiración.


*Finalmente, no olviden que este sábado 2 de mayo es Free Comic Book Day, para el cual un buen número de editoriales estadounidenses de comics han publicado números especiales para ser regalados en este día. Si tienen una tienda de cómics que importe títulos de Estados Unidos no duden en preguntar si entra en este programa, y pues pidan su copia.