domingo, 3 de noviembre de 2024

60 años de CREEPY, y sus escurridizas ediciones mexicanas


Este 4 de Noviembre se cumplen 60 años de que se puso a la venta el número 1 de CREEPY, influyente publicación de James Warren que continuó con la tradición de calidad impuesta una década previa por los títulos de horror de la EC Comics, aunque innovando y revolucionando con nuevos formatos y perspectivas.


 
La ya icónica portada del numero 1 de CREEPY,
obra de Jack Davis, en el estampado de mi playera.

Ya desde unos años antes, en 1958, Warren innovó, encontró y creó un nuevo mercado con la publicación del primer número de Famous Monsters of Filmland, publicación con la cual atendió a un público y mercado que hasta ese momento parecía no existir: los aficionados al cine de terror. Al día de hoy, los postulados estéticos y narrativos impuestos por Warren, junto a Forrest J. Ackerman, su editor, continúan marcando pauta en el género y el medio.

De tal manera que, cuando Warren decidió implementar su línea de cómics de horror, los hallazgos fueron igual de originales. No sólo contó con y promovió a varios de los mejores editores de cómics que se han visto en el medio: Archie Goodwin, Bill Dubay, Louise Simonson; sino que igualmente con ello atrajo a varias generaciones de los mejores guionistas e ilustradores que trabajaron en el cómic estadounidense: Wally Wood, Steve Ditko, Alex Toth, Bernie Wrightson, Richard Corben, Gene Colan, Ralph Reese, Luis Bermejo, José Ma. Bea, Esteban Maroto, Alex Nino, Alfredo Alcalá, Rudy Nebres y docenas más, de Estados Unidos, España y Filipinas, esencialmente.


Ejemplares del 2 al 6 de CREEPY, todas
portadas de Frank Frazetta.

El formato magazine en blanco y negro, que respondió a soluciones ante la censura (mientras no presentara el tamaño de un comic book no sería considerado una historieta y, por tanto, no sufriría la censura a la que era sometido el cómic) y los costos de producción (a una sola tinta, el precio se reducía considerablemente), arrojó una publicación innovadora en su formato, su aspecto y su contenido. Fue así que nació una publicación que trascendería el medio, generando una gran cantidad de lectores alrededor del mundo e influiría considerablemente en ellos, muchos de los cuales con el paso de los años se transformarían en profesionales del mismo medio, el cine y las artes en general.

CREEPY, Eerie, Vampirella y 1984 (además de, por supuesto, Famous Monsters of Filmland) se licenciaron a muchos países. Entre ellos México, donde sucedieron cosas raras, por no decir fodongas e intrigantes. Además de que nunca se publicó una versión traducida de Vampirella, Ediciones Latinoamericana publicó una Vampirella que reproducía el logo, pero con un personaje e historias distintas a la creación de Warren, Ackerman, Trina Robbins y Tom Sutton. No obstante, parece que en Ediciones Latinoamericas sí tenían pensado publicar material original de este personaje, aunque no pasó de traducciones y pruebas mecánicas.


Portadas de los únicos tres números publicados de Suspenso,
con maerial de CREEPY.

Contraportadas de los tres números de Suspenso, donde podemos 
ver claramente una apropiación por parte de Ignacio Palencia, 
de la portada de CREEPY #4 por Frazetta.

Con CREEPY e Eerie el caso fue distinto, pues sí se publicaron contenidos de estos títulos en publicaciones con otros nombres y de formas poco organizadas. Durante finales de los años 60 y principios de los 70, en distintos títulos, como la historieta Clásicos del Terror y la revista Audaz, se publicaron contenidos de ambos títulos de la Warren.

No obstante, fue en Suspenso 66 (que a su vez se registraba como una edición presentada por la historiera Hospital General), que por primera vez se publicó material de CREEPY durante sus únicos tres números publicados, entre Julio y Diciembre de 1966. De esta manera puede considerarse a Suspenso 66 como la edición mexicana de CREEPY.


Los primeros (y aparentemente únicos) 11 números de Terror,
publicados por Ediciones Latinoamericanas, entre 1966 y 1967.

Mientras que en el título Terror, que durante 11 semanas publicó Ediciones Latinoamericanas, se incluyó indiscriminadamente tanto contenido de CREEPY como de Eerie. Aquí vale la pena comentar que el notable historietista mexicano Rafael Araiza, se encargo de realizar caricaturas de los tíos Creepy e Eerie, además de que se encargo de ilustrar un par de historias cortas y, lo más extraño, encargarse de nuevas ilustraciones para comenzar algunas historias de la licencia de la Warren que, por alguna razón, decidieron cambiar por las realizadas por Araiza.





Aquí vemos los retratos que Rafael Araiza
realizó del tío Creepy y del primo Eerie,
como una de sus diversas actividades 
en las versiones mexicanas de Creepy e Eerie.



martes, 16 de abril de 2024

Horror en plástico y papel; reproducciones y semejanzas


La reciente colección de figuras Horror Action Figures From the Pre-Code Era, producidas por Super7 componen un derechazo a la vista: su belleza y frescura no dejan indiferente al coleccionista serio.



Como sabemos, el arte, las historias, los valores de producción y la condición en la que pueda encontrarse un ejemplar de un cómic de horror estadounidense agregan niveles de placer al lector y coleccionista. Olvidémonos de la condición del ejemplar, porque para la mayoría de lectores y coleccionistas la manera más probable de conocer estas obras y objetos será a través de reproducciones en recopilaciones contemporáneas, pues las ediciones originales, repito, son prácticamente inalcanzables.



De tal manera que a través de las décadas, tomando en cuenta que hablamos de cómics publicados entre finales de los años 40 y mediados de los 50 del Siglo XX (previo a que se instaurara una autocensura en los cómics de horror, a través del Comics Code Authority, y en plena 'cacería de brujas anticomunista'), el poder seductor que ejercen sus ilustraciones se ha mantenido intacto, y han continuado produciendo interés de diversas maneras. Ahí es donde entra esta colección producida por Super7, que toma como inspiración y guía algunas portadas icónicas de las publicaciones mencionadas, para entregar figuras basadas en personajes y situaciones de las mismas.



En estas fotos podemos ver las cuatro figuras correspondientes a la primera colección lanzada por el sello (esta pertenece a 2023, el mes pasado se lanzó ya la segunda colección), y podemos observar la fidelidad lograda en cada caso. Cada figura pertenece a una colección distinta de títulos de la mencionada época del cómic de horror: Baffling Mysteries, Ghostly Weird Stories, Chilling Tales y la última, y sin duda la más conocida por los enterados del tema, pertenece al célebre título Black Cat Mystery.



Publicada en el número 50 de Black Cat Mystery, con fecha de portada de Junio de 1954, el tema hace alusión, por supuesto, a la paranoia y auténtico terror producido por la amenaza nuclear en plena guerra fría. La cultura pop por aquellos años (y aún muchos años después) se deshizo en ‘relatos aleccionadores’ donde se advertía de los peligros del mundo definido por dicha amenaza: desde Godzilla hasta Spider-Man, y desde la portada de Black Cat Mystery #50 (obra del gran ilustrador Lee Elias) hasta Watchmen, por dar algunos ejemplos al azar.



En México, la editorial La Prensa se encargó de publicar las traducciones de Black Cat Mystery (así como de otras series, como Witches Tales y Chamber of Chills, del mismo sello estadounidense Harvey Publications… efectivamente, el mismo que produciría Casper y Wendy) con el título de Misterios del Gato Negro, y los cuales también se trata de ejemplares muy socorridos en el mercado del coleccionismo.

Cabe mencionar que, durante aquella época, a la par de La Prensa, la Editorial Sol y, en menor medida, Editorial Proteo se encargaron igualmente de publicar traducciones de otros títulos de terror provenientes de EU.



En mi caso cuento con varios ejemplares de dicha colección, aunque desafortunadamente no con el que traduce el mencionado número 50 (que pueden ver en una foto de archivo), tan sólo cuento con la reproducción que se incluye en la magnífica colección de Black Cat Mystery, publicada por el sello inglés PS Artbooks. Sin embargo, en uno de los otros varios cómics mencionados con los que cuento (en este caso el número 10 de Cumbres de Tortura) se incluye el anunció de Misterios del Gato Negro que pueden ver en una de las imágenes y que, como se constata, ‘reproduce’ el arte de la portada del número 50 de Black Cat Mystery.


Sin embargo, si son curiosos, ponen atención al detalle y comparan el arte del anunció con la portada original (tanto en la edición original en inglés como en la traducida por La Prensa), verán que se trata de una reinterpretación. Puede verse que, a pesar de tratarse de una reproducción muy fiel y sobresaliente, las líneas y manchas en muchos casos difieren. En las cejas, en algunos trozos de carne, los huesos expuestos de la mano, así como simples líneas de los rasgos varían entre anunció y portadas.

Me parece interesante ver este tipo de decisiones editoriales que no alcanzo a divisar, porque estamos hablando de que la misma editorial que poseyó la licencia para traducir y publicar el título decidió hacer una copia del original para publicitarlo. Este tipo de ‘copias’ estamos acostumbrados a encontrarlas en infinidad de historietas nacionales que copiaban o pirateaban sin permiso, y obviamente sin tener derechos de explotación y reproducción, cientos de imágenes. Pero si se tienen los derechos para utilizar la imagen, en pariencia no tiene sentido realizar una copia de la misma.



 

Por eso este caso me parece tan peculiar. Pero bueno, creo que así sucedía en algunas ocasiones para promover las publicaciones. Y todo esto surge al momento de recibir, revisar y disfrutar de las figuras mencionadas.