martes, 22 de julio de 2025
Black Sabbath: Back to the Beginning / Ozzy Osbourne... Into the Void
domingo, 3 de noviembre de 2024
60 años de CREEPY, y sus escurridizas ediciones mexicanas
Este 4 de Noviembre se cumplen 60 años de que se puso a la venta el número 1 de CREEPY, influyente publicación de James Warren que continuó con la tradición de calidad impuesta una década previa por los títulos de horror de la EC Comics, aunque innovando y revolucionando con nuevos formatos y perspectivas.
La ya icónica portada del numero 1 de CREEPY, obra de Jack Davis, en el estampado de mi playera. |
Ya desde unos años antes, en 1958, Warren innovó, encontró y creó un nuevo mercado con la publicación del primer número de Famous Monsters of Filmland, publicación con la cual atendió a un público y mercado que hasta ese momento parecía no existir: los aficionados al cine de terror. Al día de hoy, los postulados estéticos y narrativos impuestos por Warren, junto a Forrest J. Ackerman, su editor, continúan marcando pauta en el género y el medio.
De tal
manera que, cuando Warren decidió implementar su línea de cómics de horror, los
hallazgos fueron igual de originales. No sólo contó con y promovió a varios de
los mejores editores de cómics que se han visto en el medio: Archie Goodwin, Bill Dubay, Louise Simonson; sino que igualmente con ello atrajo a varias generaciones de los
mejores guionistas e ilustradores que trabajaron en el cómic estadounidense:
Wally Wood, Steve Ditko, Alex Toth, Bernie Wrightson, Richard Corben, Gene
Colan, Ralph Reese, Luis Bermejo, José Ma. Bea, Esteban Maroto, Alex Nino,
Alfredo Alcalá, Rudy Nebres y docenas más, de Estados Unidos, España y Filipinas, esencialmente.
Ejemplares del 2 al 6 de CREEPY, todas portadas de Frank Frazetta. |
El formato magazine en blanco y negro, que respondió a soluciones ante la censura (mientras no presentara el tamaño de un comic book no sería considerado una historieta y, por tanto, no sufriría la censura a la que era sometido el cómic) y los costos de producción (a una sola tinta, el precio se reducía considerablemente), arrojó una publicación innovadora en su formato, su aspecto y su contenido. Fue así que nació una publicación que trascendería el medio, generando una gran cantidad de lectores alrededor del mundo e influiría considerablemente en ellos, muchos de los cuales con el paso de los años se transformarían en profesionales del mismo medio, el cine y las artes en general.
CREEPY, Eerie, Vampirella y 1984 (además de, por supuesto, Famous Monsters of Filmland) se licenciaron a muchos países. Entre ellos México, donde sucedieron cosas raras, por no decir fodongas e intrigantes. Además de que nunca se publicó una versión traducida de Vampirella, Ediciones Latinoamericana publicó una Vampirella que reproducía el logo, pero con un personaje e historias distintas a la creación de Warren, Ackerman, Trina Robbins y Tom Sutton. No obstante, parece que en Ediciones Latinoamericas sí tenían pensado publicar material original de este personaje, aunque no pasó de traducciones y pruebas mecánicas.
Con CREEPY e Eerie el caso fue distinto, pues sí se publicaron contenidos de estos títulos en publicaciones con otros nombres y de formas poco organizadas. Durante finales de los años 60 y principios de los 70, en distintos títulos, como la historieta Clásicos del Terror y la revista Audaz, se publicaron contenidos de ambos títulos de la Warren.
No obstante, fue en Suspenso 66 (que a su vez se registraba como una edición presentada por la historiera Hospital General), que por primera vez se publicó material de CREEPY durante sus únicos tres números publicados, entre Julio y Diciembre de 1966. De esta manera puede considerarse a Suspenso 66 como la edición mexicana de CREEPY.
Los primeros (y aparentemente únicos) 11 números de Terror, publicados por Ediciones Latinoamericanas, entre 1966 y 1967. |
Mientras
que en el título Terror, que durante 11 semanas publicó Ediciones Latinoamericanas, se incluyó indiscriminadamente tanto contenido de CREEPY como de Eerie. Aquí vale la pena
comentar que el notable historietista mexicano Rafael Araiza, se encargo de
realizar caricaturas de los tíos Creepy e Eerie, además de que se encargo de
ilustrar un par de historias cortas y, lo más extraño, encargarse de nuevas
ilustraciones para comenzar algunas historias de la licencia de la Warren que,
por alguna razón, decidieron cambiar por las realizadas por Araiza.
Aquí vemos los retratos que Rafael Araiza realizó del tío Creepy y del primo Eerie, como una de sus diversas actividades en las versiones mexicanas de Creepy e Eerie. |
martes, 16 de abril de 2024
Horror en plástico y papel; reproducciones y semejanzas
La reciente colección de figuras Horror Action Figures From the Pre-Code Era, producidas por Super7 componen un derechazo a la vista: su belleza y frescura no dejan indiferente al coleccionista serio.
Como sabemos, el arte, las historias, los valores de producción y la condición en la que pueda encontrarse un ejemplar de un cómic de horror estadounidense agregan niveles de placer al lector y coleccionista. Olvidémonos de la condición del ejemplar, porque para la mayoría de lectores y coleccionistas la manera más probable de conocer estas obras y objetos será a través de reproducciones en recopilaciones contemporáneas, pues las ediciones originales, repito, son prácticamente inalcanzables.
De tal manera que a través de las décadas, tomando en cuenta que hablamos de cómics publicados entre finales de los años 40 y mediados de los 50 del Siglo XX (previo a que se instaurara una autocensura en los cómics de horror, a través del Comics Code Authority, y en plena 'cacería de brujas anticomunista'), el poder seductor que ejercen sus ilustraciones se ha mantenido intacto, y han continuado produciendo interés de diversas maneras. Ahí es donde entra esta colección producida por Super7, que toma como inspiración y guía algunas portadas icónicas de las publicaciones mencionadas, para entregar figuras basadas en personajes y situaciones de las mismas.
En estas fotos podemos ver las
cuatro figuras correspondientes a la primera colección lanzada por el sello
(esta pertenece a 2023, el mes pasado se lanzó ya la segunda colección), y
podemos observar la fidelidad lograda en cada caso. Cada figura pertenece a una
colección distinta de títulos de la mencionada época del cómic de horror:
Baffling Mysteries, Ghostly Weird Stories, Chilling Tales y la última, y sin
duda la más conocida por los enterados del tema, pertenece al célebre título
Black Cat Mystery.
Publicada en el número 50
de Black Cat Mystery, con fecha de portada de Junio de 1954, el
tema hace alusión, por supuesto, a la paranoia y auténtico terror producido por
la amenaza nuclear en plena guerra fría. La cultura pop por aquellos años (y
aún muchos años después) se deshizo en ‘relatos aleccionadores’ donde se
advertía de los peligros del mundo definido por dicha amenaza: desde Godzilla
hasta Spider-Man, y desde la portada de Black Cat Mystery #50
(obra del gran ilustrador Lee Elias) hasta Watchmen, por dar
algunos ejemplos al azar.
En México, la editorial La
Prensa se encargó de publicar las traducciones de Black Cat Mystery (así como
de otras series, como Witches Tales y Chamber of Chills, del mismo sello
estadounidense Harvey Publications… efectivamente, el mismo que produciría Casper y
Wendy) con el título de Misterios del Gato Negro, y los cuales también se
trata de ejemplares muy socorridos en el mercado del coleccionismo.
Cabe mencionar que, durante aquella época, a la par de La Prensa, la Editorial Sol y, en menor medida, Editorial Proteo se encargaron igualmente de publicar traducciones de otros títulos de terror provenientes de EU.
En mi caso cuento con varios
ejemplares de dicha colección, aunque desafortunadamente no con el que traduce el
mencionado número 50 (que pueden ver en una foto de archivo), tan sólo cuento
con la reproducción que se incluye en la magnífica colección de Black Cat
Mystery, publicada por el sello inglés PS Artbooks. Sin embargo, en uno de los otros varios cómics mencionados con los que cuento (en este caso el número 10 de Cumbres
de Tortura) se incluye el anunció de Misterios del Gato Negro que pueden ver en
una de las imágenes y que, como se constata, ‘reproduce’ el arte de la portada
del número 50 de Black Cat Mystery.
Sin embargo, si son curiosos, ponen atención al detalle y comparan el arte del anunció con la portada original (tanto en la edición original en inglés como en la traducida por La Prensa), verán que se trata de una reinterpretación. Puede verse que, a pesar de tratarse de una reproducción muy fiel y sobresaliente, las líneas y manchas en muchos casos difieren. En las cejas, en algunos trozos de carne, los huesos expuestos de la mano, así como simples líneas de los rasgos varían entre anunció y portadas.
Me parece interesante ver este tipo de decisiones editoriales que no alcanzo a divisar, porque estamos hablando de que la misma editorial que poseyó la licencia para traducir y publicar el título decidió hacer una copia del original para publicitarlo. Este tipo de ‘copias’ estamos acostumbrados a encontrarlas en infinidad de historietas nacionales que copiaban o pirateaban sin permiso, y obviamente sin tener derechos de explotación y reproducción, cientos de imágenes. Pero si se tienen los derechos para utilizar la imagen, en pariencia no tiene sentido realizar una copia de la misma.
Por eso este caso me parece tan peculiar. Pero bueno, creo que así sucedía en algunas ocasiones para promover las publicaciones. Y todo esto surge al momento de recibir, revisar y disfrutar de las figuras mencionadas.
viernes, 10 de febrero de 2023
70xploitation: KOLCHAK, The Night Stalker. 50th Anniversary & BLACULA, Return of the King
No cabe duda de que ese aparente envoltorio aséptico de las perversiones ocultas en los hogares del ‘gótico americano’ del cine de horror de los años 80 es la nostalgia más rentable actualmente en los contenidos multimedia de genero. Sin embargo, habemos quienes nos decantamos por el inigualable esplendor de la violencia y la suciedad urbana que fue forma y fondo de buena parte del cine de horror de los años 70.
En fechas recientes dos obra sobresalientes en cómic retoman la trascendencia del cine y la TV Serie B, no sólo para explotar nuevamente un par de iconos, sino para profundizar en la propia mitología de los mismos, y de la misma manera explorar los códigos que han vuelto imperecederas a estas obras.
KOLCHAK, THE NIGHT STALKER. 50TH ANNIVERSARY.
Moonstone, 2002
Varios Autores
Editor: James Aquilone
El público espectador potencial que convierte en éxitos las docenas de series de ‘TV’ que se arremolinan en las plataformas por todos conocidas seguramente no tienen idea de quién es Carl Kolchak y, de hecho, no tendrían por qué saberlo. Pero hay que agradecer al sello Moonstone y a el editor James Aquilone por celebrar a este personaje y a sus creadores y autores, y recordarnos de donde provienen tantos mitos que hoy entretienen y sostienen a tantos espectadores y narradores.
El encanto del cínico, dicharachero y obsesivo reportero Carl Kolchak —interpretado por Darren McGavin, cuyo perfil ha sido notablemente respetado para su encarnación en los cómics— ha marcado a generaciones desde que se le vio por primera vez hace medio siglo a través de la televisión estadounidense —y de ahí a la de docenas de países—, con un par de brillantes filmes para la TV —The Night Stalker y The Night Strangler— y posteriormente con una popular serie en la que continuó con su investigación y cobertura de las notas y casos más extraños que lo enfrentaron con un fabuloso y estrambótico catálogo de entidades sobrenaturales: hombres lobo, zombies, demonios y, entre muchos otros, vampiros, por supuesto, y sin olvidar a un motorista sin cabeza. Sucesos que lo enfrentaron, igualmente, con la incredulidad de un mundo que se desmoronaba, pero que ha continuado sin aceptar los agentes externos que conspiran en su contra —las radicales diferencias entre Mulder y Scully son continuación de esta batalla ya seminal—.
Confeccionado por el periodista Jeff Rice, y definido y enriquecido por el gran novelista Richard Matheson para los dos filmes que lo lanzaron y su posterior serie televisiva, Kolchak fue un personaje y una saga que marcó y cautivó a un público que no ha dejado de crecer, por su acercamiento con el mundo urbano perfectamente reflejado a través de sus calles, sus habitantes y con los mismos miedos y fobias de los espectadores de una —y más— décadas donde los horrores de la vida real encontraban matiz figurado en las amenazas enfrentadas por Kolchak, y que desde entonces han sido parte central de la literatura que nos ha formado tanto en la ficción como en la nota diaria.
Desde 2002, Moonstone se ha encargado de publicar un buen número de miniseries y novelas gráficas por diversos autores, donde se ha continuado construyendo la mitología de este personaje. Y es ahora en el aniversario 50 del personaje que se ha publicado Kolchak, the Night Stalker. 50th Anniversary, una compilación de 12 historias nuevas que se reparten a través de siete décadas de trabajo periodístico del personaje, con elocuentes resultados en algunos casos.
La crónica de vida de Kolchak con lo sobrenatural arranca desde los tempranos años de estudiante y llega hasta principio de este nuevo siglo y milenio, con un desenlace que parece serlo todo: lírico, explosivo, esperado, inesperado y obvio… de cierta manera.
A través de las historias vemos ciertos cambios de paradigmas con el paso de los años, y el tapiz blanco que se va apoderando del cabello del protagonista, pero la intención profesional del personaje y, sobre todo, el inequívoco sombrero blanco en su cabeza como acentuación de su estado disonante frente a la incredulidad social, permanecen intactos.
Enumerar la pasarela de monstruosidades a las que se enfrenta Karl Kolchak durante las más de 170 páginas de historieta de este compendio, sería echar a perder buena parte de la sorpresa que guarda; pero digamos, que no faltan las interesantes variaciones o reelaboraciones de clásicos, así como el mismo enfrentamiento de Kolchak con lo extraordinario en contextos históricos que conocemos, y sin olvidar la revelación de cómo fue que se hizo de su clásico sombrero y, como ya se mencionó, del impactante final del propio Kolchak.
En este tipo de antología estamos acostumbrados a encontrarnos tan sólo con entretenimiento, por decirlo de alguna manera; pero en este caso se nos revelan interesantes datos de su vida y de su desenlace; es decir, esta serie de historias valoran de igual manera el entretenimiento y el peso de los hechos para el personaje.
El libro incluye dos interesantes y significativas introducciones, una firmada por James Rice y la otra por Richard Christian Matheson, ambos autores descendientes de los iniciadores —junto al realizador y productor Dan Curtis— de esta mitología hace medio siglo en la TV; y en el caso del hijo del autor de “Soy Leyenda”, también colabora en este libro con una historia, que se convierte en su primer trabajo para cómic. Entre la sobresaliente lista de escritores reunidos, se encuentran Peter David (The Incredible Hulk), Nancy A. Collins (Sunglasses After Dark, Swamp Thing), Kim Newman (Anno Dracula), Steve Niles (30 Days of Night), Rodney Barnes (Killadelphia, Blacula Return of the King) y, entre otros, el propio Aquilone.
Y en el terreno del dibujo, artistas como J.K.Woodward, Szymon Kudranski, Colton Worley, Warwick Cadwell-Johnson, Paul McCaffrey y, entre otros, Gabriel Hardman, quien escribe e ilustra, ofrecen notables traslaciones a los dibujos.
En Kolchak, the Night Stalker. 50th Anniversary hallamos un notable coro de distintas voces que unen talentos para un sólo objetivo: celebrar y subrayar la labor de Carl Kolchak, un periodista que siempre buscó la verdad… por más extraordinaria que esta parezca.
Kolchak, the Night Stalker. 50th Anniversary fue producido gracias a una exitosa campaña de Kickstarter, pero para todo aquel que no pudo adquirirlo en aquel momento, puede hacerlo directamente aquí: Monstrousbooks.com.
BLACULA, RETURN OF THE KING
Zombie Love Studios
Por Rodney Barnes y Jason Shawn Alexander
1972. Mientras Carl Kolchak enfrenta en Las Vegas a un vampiro de sangre europea a través de la pantalla de la televisión, en una buena cantidad de salas de cine surge un nuevo antihéroe en el marco de la blaxploitation: Blacula… efectivamente, un vampiro para consumo de un sector muy especifico de los espectadores de cine, aunque radicalizando el carácter aristocrático de la figura del vampiro hacia la de la esclavitud africana.
Así, el príncipe africano Mamuwalde —interpretado por William Marshall— que en 1780 acude a Transilvania acompañado por su esposa, Luva, para solicitarle en visita oficial al Conde Drácula finalice con su comercio de esclavos, como respuesta es sometido y convertido en vampiro por el propio Conde, quien lo condena a la vida eterna encerrado en un sarcófago mientras escucha morir a su esposa y, entre risas de Drácula, escucha que lo bautiza con el mote de Blacula.
En tan sólo unos cuantos minutos de prólogo, el filme dirigido por William Craine, y escrito por Joan Torres, Raymond Koening y Richard Glounor, resume perfectamente el rencor histórico de una cultura y raza cuyo pesar y coraje podría estar simbolizado por la burla del “Rey de los Vampiros”.
Volvemos a 1972, y Mamuwalde es reanimado azarosamente y provocando una epidemia vampírica en las calles de Los Ángeles, que lo enfrenta con su propia raza y sin poder hacer a un lado una maldición que carga desde siglos atrás.
Aunque Blacula, el filme, fue en buena parte un éxito mediano de su época, ha sido una fuente de referencia e inspiración incluso desde entonces. El escritor Rodney Barnes es uno de los espectadores que quedó marcado por esta experiencia fílmica, y hoy, medio siglo después del estreno de esta obra, realiza una espectacular secuela en cómic, respaldada por las explosivas ilustraciones de Jason Shawn Alexander.
Las calles de algunos barrios de los Ángeles comienzan a bañarse con sangre a la par que van desapareciendo por docenas habitantes de las mismas. En principio se considera que se trata de ajustes de cuentas entre pandillas rivales; sin embargo, cuando pintas con el nombre de Blacula, comienzan a propagarse el rumor de que un viejo mito que provocó un baño de sangre en los años 70 ha regresado de la tumba… sin embargo, el príncipe Mamuwalde parece ser nuevamente víctima de una estratagema del centenario Rey de los Vampiros.
Blacula, Return of the King, no enfrenta al vampiro africano con un mundo que le lleve una ventaja de 200 años, como en el primer filme; sin embargo, las diferencias de los años 70 del Siglo XX a los de la segunda década del Siglo XXI hablan igualmente de formas de pensar y comportamiento totalmente distintas. Blacula ahora, ante el enemigo común, encuentra aliados en los descendientes de sus víctimas, y la comprensión de un mundo que puede ser dirigido desde un celular puede resultar complejo.
Barnes, por supuesto que traza muy bien el encontronazo de un ser sobrenatural antiquísimo con el presente, y todos los elementos permiten la pertinente discusión de razas y credos. Pero, ante todo, el escritor se plantea construir una secuencia lógica en el mito de Blacula, lo que arroja entonces un entretenido y divertido relato de vampiros que encuentra una espectacular ejecución en los expresivos trazos de Shawn Alexander, dueño de un lienzo de oscuridad y carmesí donde el encuentro entre lo expresionista y naturalista arroja un producto perfecto para el tema, como ya lo han demostrado esta dupla de autores en su celebrada saga de Killadelphia (Image Cómics, 2021 al presente).
Normalmente, cuando un producto de esta índole deja abierto su final, el lector mayormente se lamenta tras haber experimentado un claro ejemplo de explotación sin ton ni son; en el caso de Blacula, Return of the King, el final abierto se agradece y es la promesa de que se continuará con una narrativa que se debe a la explotación, pero ya desde la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, un añejamiento que permite ver aspectos que anteriormente fueron denegados y que ahora, con su sello Zombie Love Studios, el propio Barnes promete entregar obras de explotación de calidad. No podría haber mejor noticia.
viernes, 10 de junio de 2022
MY WAY, de Miguel Ángel Martín
¿Cuál es el peso de los nombres, de los apellidos?
En algunos casos el que cada familia que lo porte le dé; en otros el que cada individuo logre darle, y en muchos otros el que los demás decidan darle a partir de la desinformación, prejuicios y opiniones certeras o no que tengan de tal individuo o familia.
Está, por ejemplo, el protagonista de la más reciente novela gráfica de Miguel Ángel Martín: MY WAY (Reino de Cordelia, 2022), DeSalvo, un escritor que acaba de salir de prisión tras permanecer 15 años encerrado por culpársele de inducir con una de sus obras a una serie de crímenes (homicidio, pedofilia, suicidio). El editor de la misma se suicida al no soportar el peso del linchamiento de los medios, y DeSalvo tiene que esperar todo ese tiempo para llevar a cabo su venganza contra la sociedad.
Toco el tema de los apellidos, porque como sabemos en ocasiones debe arrastrarse y en otras puede llevarse en hombros, según el actuar de la familia o de uno mismo. Y cuando se trata de personajes públicos la cosa puede tornarse verdaderamente desagradable y sangrienta.
El lector avezado en la historia del crimen y la nota roja, relacionará automáticamente el apellido DeSalvo con el de Albert DeSalvo, el famoso “Estrangulador de Boston”, quien durante los años 60 asesinó al menos a 14 mujeres. E igualmente por ahí se cuela el apellido Nitti, que invariablemente esta relacionado con las armas de fuego. Que Miguel Ángel Martín nombre DeSalvo a su protagonista puede parecer una provocación, pero ello es parte central de su obra y, sobre todo, la cultura del crimen siempre —igualmente— ha nutrido su discurso y la forma de sus historias.
En el cuerpo de MY WAY, sin embargo, el apellido encuadra de manera automática el historial que tenemos y relacionamos con los nombres, con los símbolos, dándonos una idea preconcebida de lo que debemos esperar de cada individuo. Y ese parece tratarse de uno de los puntos nodales de esta novela gráfica: el peso desmedido que la sociedad le da al pre-juicio, a la opinión sin verdaderos fundamentos, sobre todo en medios electrónicos y redes sociales. Las verdades a medias, la información inacabada, los conceptos y opiniones manipuladas, conforman la opinión de nuestra sociedad.
La verdad distorsionada a DeSalvo en la novela gráfica, además de quitarle quince años de su vida y amargarle la existencia, le siembra un odio enconado hacia la manipulada sociedad, algo que manifiesta desde que sale de prisión mostrando una carencia total de respeto ante las reglas mínimas de cortesía y que se eleva hasta la ejecución de los actos más reprobables y monstruosos, los mismos que esa misma sociedad maniquea en el pasado le endilgó de manera acusatoria.
La venganza en la que se monta DeSalvo resulta entonces una cruzada de violencia que busca desestabilizar el estado de las cosas y, así, ya no dejar al descubierto —porque siempre ha estado a la vista de todos—, pero sí recordarle a la sociedad que con su cinismo no arregla ni hace que se olviden las cosas.
En el caso de Martín, con su obra nos encontramos —en buena parte de ella— ante uno de los trabajos más ausentes de restricciones de censura y prejuicios, por tanto uno de los ejercicios narrativos más libres y subversivos de los que se tenga memoria en los últimos treinta y pico de años. Si bien, MY WAY no se acerca al nivel gráfico de su recordada obra de culto Psychopathia Sexualis, sí resulta una obra estridente en su violencia discursiva y fuera de cuadro, todo esto con conocimiento pleno de las galimatías psicológicas que la opinión pública y las leyes pueden llegar a armar.
Martín, como es sabido, buena parte de su obra la considera y la acomete como humor negro, una condición que le permite el nivel de violencia, escarnio y profundidad crítica que lo convierte en —tal vez— el autor de cómics más violento publicado jamás. Él recuerda la complicada historia de Psychopathia Sexualis en Italia, donde su editor libró una batalla legal durante cinco años por atreverse a publicar la obra. De esa forma, los paralelismos en el autor y el protagonista de MY WAY llegan a un nivel claro, que seguramente resultará escandaloso para los lectores que gustan de chismes en redes y en sus vidas. Sólo tengamos bien en cuenta que aquella no deja de ser unas obra de ficción, y Martín es un artista con el don de entregarnos “a su manera” las historias que no nos atrevemos a contar, y por lo cual siempre le viviremos agradecidos.
lunes, 29 de marzo de 2021
The Joker, Karmen, Ultramega y Maniac of New York
THE JOKER #1 (DC, James Tynion IV, Guillem March): No voy a decir que soy indiferente al encanto de Joker (a pesar de su sobre exposición) ni pregonaré sobre lo aberrante que resulta la popularidad de un psicopata criminal, pues ante eso, es natural que exista una serie mensual protagonizada por este demente sin escrúpulos.
De hecho, lo que me maravilla, es que tuvieran que pasar cuatro décadas para que sucediera esta publicación, conociendo la popularidad de este asesino (el mote de antihéroe hasta guango le queda). Fue en 1979 cuando se publicó la primera y única serie mensual que había tenido el personaje y que no pasó de los 9 números; y después de eso no han faltados las miniseries, números especiales y novelas graficas centradas en este asesino socarrón. Pero hasta ahora se publica de nuevo una serie mensual centrada en él, y la cual me parece que se convertirá en algo mayor si se mantiene el nivel del primer número.
Tras los últimos acontecimientos entre la relación de Batman y Joker en recientes sagas, nos encontramos con un Hombre Murciélago abatido y un payaso tuerto, y más demencial y diabólico que nunca -aunque creo que ese es uno de sus grandes rasgos, que siempre nos hace creer que lo está más de lo normal-; y todo eso por supuesto arrastra a otros personajes.
Caso en concreto James Gordon, quien se encuentra ahora fuera de la fuerza policiaca, y es en ese vulnerable punto en el que le llega una oferta a la que difícilmente se le puede ser indiferente: una jugosa cantidad para exterminar al payaso cabrón.
Así las cosas, Tynion IV reúne los nudos necesarios para lograr equilibrar su acostumbrado y cargado texto entregándonos, ahora, una narrativa que no se siente pesada ni sobrada, en la que el relato heroico ha quedado atrás, para dar paso a un asomo sombrío a la desazón de los que combaten el crimen y a la oscuridad de aquellos que lo cometen por puro gusto o naturaleza.
Gordon se encuentra en un punto parecido al que se hallaba cuando partió de Chicago hacia Gotham para convertirse en Comisionado de Policía; es decir, está cerca del tono del Batman Year One, de Miller y Mazzuchelli, y el tono y talento de aquella ya canónica historia permea en todos los positivos sentidos posibles este primer número (tanto así, que incluso el muy personal y elocuente trazo de March reproduce a ratos los rasgos de los muy personales trazos de Miller y Mazzuchelli, algo fascinante para el lector clavado).
A Gordon se le anuncia -y conforme las horas y los amargos tragos van pasando va haciéndose notable- que está a punto de sumergirse en un viaje por el mal auténtico, un relato que comienza a caer en un horror y violencia realmente desagradable, pero inolvidable. Esperemos -por el bien de la historia- así siga esta serie.
KARMEN (Image Comics, Guillem March): Hablando de Guillem March, acaba de publicarse el primer número de esta miniserie de cuatro números totalmente realizados por este autor español. La experiencia que hasta ahora había tenido yo como lector con con el trabajo de March se encasillaba en su trabajo para el cómic estadounidense de superhéroes, el cual me resultaba tremendamente atractivo (hay por ahí un Annual alucinante de la Justice League Dark con Swamp Thing), pero donde se notaba que no estaba del todo liberado. Ahora con su reciente y constante trabajo en Batman y en el fresco The Joker, el trazo de March se nota espléndido, y teniendo la oportunidad de leer y ver algo totalmente de autor es casi inenarrable.
Casi imposible de relatar aún por dónde va con su primer número, KARMEN es el descenso de una suicida en el ¿Limbo? o algo así, y la cuestión es que la no menos atractiva historia podría ser menos incluso, pero la realización gráfica de March es tan hermosa que aquello no importaría.
La gran cantidad de detalles y acumulación de líneas que en su trabajo mainstream pueden llegar a ensordecer, aquí se nota con una armonía casi inmaculada, sin perder su barroquismo y montando un espectáculo visual que invita a meterse en él, y quedarse ahí.
Repito, aún no estoy seguro de qué va la historia; pero yo ya estoy bien puesto ahí y espero que todo vaya creciendo aún más.
Las portadas tanto de March como de Milo Manara para el número 1 son igual de bellas.
ULTRAMEGA (Image, James Harren): Como lo sabemos y lo está mostrando claramente durante estos días Godzilla vs. Kong, las historias de kaijus son pretextos invariablemente para mostrar madrizas inolvidables. Este cómic de James Harren no es la excepción, aunque los resortes de la historia no son nada indiferentes.
En ella una fuerza extraterrestre permite la transformación de tres terrícolas para combatir una invasión de kaijus, en medio de un interesante y estresante meollo melodramático. Harren explica en el epílogo a este número 1, que esta historia es resultado de su amor por cosas como Evil Dead, Robocop y Devilman, es decir, uno lee esto y entonces entiende de una manera más clara los interesantes recursos y atajos presentes en la historia, y comprende que la obra anuncia un acercamiento personal y, por tanto, prometedor al kaiju sin ser eiga.
Y si los razonamientos dramáticos son buenos, ya estamos más allá del otro lado entonces, porque las ilustraciones son un verdadero agasajo. Aunque por breves momentos podría sentirse una variación en el dibujo, en realidad es la celeridad -me parece- que Harren busca imprimirle al relato, en el que el quebranto de un ser humano como padre y esposo se suma al de una emergencia existencial y mundial. De cine de catástrofes kaiju a body horror, pasando por el drama clásico, ULTRAMEGA entrega un arranque épico y energético en su primer número, el cual esperemos siga por el buen camino de la destrucción y monstruos descomunales.
MANIAC OF NEW YORK (Aftershock, Elliot Kallan y Andrea Mutti): Este cómic instantáneamente remite al capítulo en Manhattan de la saga fílmica protagonizada por Jason Voorhees, como el título puede demostrarlo. Pero en realidad, fuera de la máscara de hookey del asesino, la historia se va por otra línea, pues aquí sí tenemos una historia interesante.
El asesino conocido cómo Harry, muestra una capacidad sobrehumana para el asesinato y su presencia tras varios años ha resultado ser prácticamente indestructible e infranqueable, lo que lleva a crear una ‘unidad’ especializada en el caso -confirmada por dos mujeres y prácticamente nulo presupuesto y apoyo- en un Manhattan que vive en el terror de contraer la muerte entre sus calles; es decir, los ecos de la pandemia y de la lucha de géneros, logran ir más allá del oportunismo dándole el peso dramático e histórico del que carece la vacua serie de Friday the 13th, por ejemplo.
Apenas van 2 números de esta miniserie, pero el ritmo aumenta y el suspenso se dilata correctamente intrigando con una naturaleza extraordinaria del asesino y profundizando en las historias y conflictos de sus perseguidores y de sus víctimas.
En resumen, esto es lo que le hace falta a muchas sagas gringas mediocres de asesinos en serie.