miércoles, 30 de junio de 2010

Lean: The Bulletproof Coffin


A David Hine, me parece, se le ha desperdiciado un poco. Se trata de un autor británico que ya lleva tres décadas escribiendo y dibujando historietas, y a quien muy pocos lectores lo identifican. En los últimos años, afortunadamente, las ideas de Hine han encontrado buena recepción, tanto en editores como en lectores del cómic de superhéroes, logrando dar la crónica de títulos como District X, Spawn, Daredevil: Redemption, Son of M y The Joker’s Asylum, entre otros. Todos, trabajos que sobresalen considerablemente sobre la mayoría del comic mainstream.

No obstante, estamos en espera de que Hine reanude totalmente su trabajo independiente. Hine ha estado metido en la historieta desde los años 80, pero prácticamente durante dicha década y la de los 90, hizo trabajos muy esporádicos para diversas publicaciones inglesas como 2000 A. D., Warrior, Crisis e, incluso, algunas cosas para Marvel UK. Pero el salto de Hine, me parece, fue con su impresionante novela gráfica Strange Embrace, cuando fue reeditada en 2003 por el sello Active Images (fue originalmente publicada en Inglaterra en 1993, por Atomeka; y apenas hace un par de años rescatada de nueva cuenta por Image Comics, ya con color como extra). Ésta se trata de una compleja historia de maldiciones en la era victoriana, con víctimas y victimarios que muestran al lector la verdadera fuerza del mal. Hine escribió y dibujó esta historia, dejando en claro el gran narrador que se encontraba detrás de tal logro, y para el cual el propio Peter Milligan se quitó el sombrero en la introducción que acompaña dicha edición.

Tras esto ha seguido su brillante paso por el cómic de superhéroes y, afortunadamente, hace cosa de un mes se ha sumado un proyecto que realmente nos ha dejado salivando: The Bulletproof Coffin, publicado por Image Comics, e ilustrada por Shaky Kane, un dibujante amigo de Hine, desde las parrandas de colores e historias alucinógenas que ambos compartieron en publicaciones como Deadline y Escape, a finales de los 80 y principios de los 90.

Esta historia se construye en torno a la nostalgia y la metaficción en un mundo contrahecho y futurista-decadente, en el que el culto a lo muerto y al desencanto parece la forma más común de entender la vida. Protagoniza un tipo que se dedica a limpiar las casas de los difuntos y quien, no extraña, es un coleccionista de parafernalia pop del pasado que da con una colección importante de historietas, entre las que se encuentra el número 198 de la serie The Unforgiving Eye –creado por David Hine y Shaky Kane, versiones de papel de los creadores de The Bulletproof Coffin, y quienes trabajaron para el sello Big 2 (háganme el favor)-, el cual nunca fue publicado. En este trance es que nuestro héroe entra en una especie de realidad tipo Videodrome (en donde ya no se sabe qué es realidad y qué alucinación), y es donde se queda el primer número de esta excitante serie.

Cuando Kane hacia aquellas colaboraciones noventeras mencionadas, la influencia de Kirby y Ditko eran claras; comúnmente se trataba de una o un par de páginas que más que una historia presentaban una idea de referencia. Hine ha dicho que The Bulletproof Coffin se ha hecho en base a ese principio del cromo, realizando entonces todo en base al diseño y las ideas de Kane, y Hine sirviendo como el orden dentro del caos.

El primer número de esta serie se ha agotado y, ante esto, Image ha puesto en la red el contenido de éste para todo aquel que desee leerlo. Vayan aquí, y si cuando salga el número 2 se encuentran una copia, no duden en adquirirla.

sábado, 26 de junio de 2010

Black Jack Volume 11

Black Jack Volume 11, por Osamu Tezuka
Vertical, Inc.
17 dólares



En el volumen 11 de Black Jack, creado por Osamu Tezuka y editado por Vertical, Inc., varias de las 14 historias que lo componen presentan como preocupación central el rigor del tiempo. Black Jack es un cirujano con capacidades casi sobrenaturales pero, a pesar de esto, esclavo del tiempo como todo ser viviente.
Ya sea operando y reconstruyendo a varios niños tras un accidente en un vehículo incendiando, o a un sujeto que intentó suicidarse, o a un maestro golpeado por un alumno, entre otros casos, BJ demuestra que mientras el tiempo lo permita, por muy breve que sea el periodo, él pueda intentar la sanación. Ante los azorados ojos de testigos y médicos, BJ se dispone a exprimir el tiempo mientras haya una vida de por medio.
Esa fuerte pelea contra Cronos se entiende plenamente cuando llegamos a la historia que cierra este volumen, The SL Called Life, una exuberante narración en la cual BJ, a bordo de un tren, se encuentra con un interesante grupo de personajes, amigos y contrincantes, que a través de los años se han involucrado en su vida. Aquella premura ante el tiempo llega, en este capítulo, a un momento en el que el ritmo parece dilatarse un poco para mirar hacia atrás e involucrarse en su significado. Efectivamente, el sentido de cierre, de final, es claro, y se constata en la nota que aparece al final; en ésta, nos enteramos de que dicha historia fue con la cual Tezuka tenía planeado terminar la serie en 1978, tras seis años de presentar semana a semana las aventuras de BJ. Pero el éxito de la serie era tal, que Tezuka debió continuar la misma, aunque ya no con un rigor periódico. Y pues, aunque finalmente, ésta no fue la historia que cerró la saga, se comenta que sí fue una que presentó un mejor desenlace que aquella que si fue la última realizada por Tezuka, y que se espera sea publicada en el último volumen de esta serie, el 17.



Se explica que la historia se incluye en este volumen porque –más o menos- es el punto en el que le toca cronológicamente. Sin embargo, igualmente se aclara que, desde que la serie comenzó a ser recopilada en Japón en 1987, más que un orden cronológico se ha buscado darle un orden dramático, es decir, en el que la naturaleza de cada conflicto coincida de cierta forma.
Así, vemos ya la razón de la serie de historias involucradas con el factor tiempo (y en las que no aparece Pinoko, fuera de una breve aparición especial y distinta a todas las que hemos visto de ella hasta el momento). Pero, igualmente, nos encontramos con un par de historias en las que el conflicto central a operar, tiene que ver directamente con al ominoso pasada de BJ: La mencionada The SL Called Life y Spam, la historia que abre el volumen, vemos cómo este cirujano del suspenso está pasando por un bloqueo realmente fuerte cuando se encuentra frente a una operación de neumotórax (cuando el paciente tiene una complicación para respirar debido a la presencia de aire entre los pulmones). Nos vamos enterando que BJ tenía 8 años cuando sufrió serias quemaduras en todo su cuerpo, además de perder una pierna y un brazo; uno de sus varios problemas entonces fue una neumotórax, y que fue resuelta (como el resto de sus problemas físicos en ese momento) por un tal Dr. Honma (y quien, por supuesto, lleva el rostro de un personaje utilizado ya en otra serie por Tezuka, y que nos recuerda su famoso e intenso uso de su grupo de ‘actores’).

En general, el resto de historias de este volumen (y también las mencionadas) tienen que ver directamente con una pasión o una obsesión desenfrenada, y que Tezuka resuelve casi siempre con soluciones escalofriantes que claramente dejan ver su opinión sobre la guerra, el idealismo, el supuesto amor obsesivo o la mezquindad.
Ahí, sin duda, quedan ya cómo clásicos de la historieta: Smithereens, en la que el dictador de un país en guerra finalmente, a su muerte, resulta de ayuda a su pueblo. Sealed Memory, en la que un anciano sufre de un bloqueo mental que le impide recordar un suceso que amenaza con matarlo, ahora que un grupo de gente ha regresado para pedirle la información; cuando finalmente recuerda; Tezuka y su personaje muestran la fuerza del idealismo. The Whispers of a Dog, muestran esa inquisitorial mirada de Tezuka hacia la humanidad, cuando un enamorado obsesionado por su amada muerta, le pide a BJ que le coloque quirúrgicamente a su mascota (una perra) una grabación que guarda de su novia, para que cada que a cada ladrido escuche sus palabras...sabemos que esto no puede resultar nada bien. En Showa Shinzan, los niveles obsesivos de la necesidad por poseer algo son mostrados a los sorprendidos ojos del lector, y la rabia médica y humanista de BJ.
Uff, increíble que ya sólo queden 6 volúmenes por publicar de la obra completa. Estamos espectando la publicación completa de una obra maestra.


viernes, 18 de junio de 2010

De traseros, sombras y pérdidas


Hoy finalmente se estrena en México Kick-Ass. Filme “independiente”, pero apoyado por la productora de Brad Pitt: Serie B. Aunque inmerso en la cascada de filmes basados en cómics -específicamente de superhéroes-, Kick-Ass es una historia en la que no se toman muy en serio a los superhéroes (aunque el intento de tomárselos en serio sea todo el meollo de la anécdota) y, sobre todo, en la que se atreven a mostrar fuertes actos de violencia perpetrados por y dirigidos a una niña… no extraña que le hayan dado una clasificación C en nuestro país, donde ese tipo de violencia no está permitida en la pantalla de cine, aunque es natural ver a cientos de niños de la calle explotados y saber de otros tantos abusados en iglesias.

En su formato original, Kick-Ass indudablemente no es la gran lectura, pero me parece que no fue hecho con esa idea, sino simplemente con la de presentar una lectura divertida y muy violenta, a partir de ciertas ideas, conceptos y momentos difícilmente vistos en el cómic mainstream: que este cómic haya sido editado con esas características por la filial Icon de Marvel Comics, me parece, es un suceso valiente y que logra su cometido.

A Mark Millar, escritor de la obra original, se le ha tachado mucho de no ser más que un escritor mediocre con ganas de impactar; sin duda, Millar tiene ganas de impactar, de ser exitoso y de ganar dinero, pero creo que antes de todo esto, es un buen escritor… que es un bocafloja y demás, es cierto, pero finalmente es un buen narrador con grandes momentos, como su paso por Swamp Thing y The Authority, así como en The Ultimates, Ultimate X- Men, Wolverine y Fantastic Four.

En Kick-Ass busca impactar, y sabe cómo hacerlo y sabe que John Romita Jr. lo ejecutará perfectamente. En el filme de Matthew Vaughn la transición de la obra es buena, se ablanda un poco (¿o un mucho?) el desenlace, pero la propuesta de impacto continúa ahí.




Un muy mal viaje para John Constantine (pero inolvidable para el lector) es el número 268 de Hellblazer. Como ya había comentado respecto al pasado número de esta serie, John está tan desesperado y fuera de sí, que invoca a Shade… pero este evento es como un eco del pasado, pues John está en un hospital mental, reino puesto para Shade. Este nuevo amanecer en Shade está lleno de manchas circulares y dementes que transitan a otro estado, es decir, el deja vu cobra vida en las páginas de este número que rememora el número 33 de Shade, primero ya bajo el sello de Vértigo, aparecido en 1993. Por ahí aparece, también, Lenny, comparsa y contrincante de Shade en el amor de Kathy, ésta última muerta años atrás durante un fuerte trance demoniaco (y a quien hace unos números ya tuvimos ocasión de ver en el mismo Infierno, entre las páginas del título de Constantine). Hellblazer 268 es como un reencuentro con el pasado; es como una reunión de excompañeros de escuela en los que Milligan, Shade, John y Kathy están cambiados, pero han logrado conjurar aquella chispa que los hizo imperecederos… Bachalo fue el ausente.


A la revista mexicana de historietas Paquín, prácticamente le debemos que Al Williamson se haya convertido en el gran artista que fue durante 79 años, pues en Colombia (tierra de su padre), de niño, fue donde conoció esta revista y desde entonces ya no se alejó de la historieta. Maestro de una línea clara realista, Williamson perteneció a una generación de grandes estetas del medio como Roy Krenkel, Wally Wood, Angelo Torres y el mismo Frank Frazetta. Su paso por Tarzan, Flash Gordon y la EC Comics, son fundamentales en la historia de este medio. Williamson le dio cimientos a la imaginación, y es por esa razón que fue una influencia en el diseño del planeta Dagobah, donde habita Yoda, y el mismo George Lucas le encargó la realización de la adaptación en cómic a The Empire Strikes Back, que recuerdo cómo me impactó de niño (tanto realismo en unas páginas de cuentos no podía creerlo). Williamson falleció el 12 de junio pasado.

viernes, 11 de junio de 2010

Entrevista (y artículo) con Scott Snyder, creador de American Vampire


Durante la pasada década, un número importante de aplaudidos y populares narradores de generaciones jóvenes -cuya evolución como escritores en gran medida se debe a la ingesta de grandes cantidades de cómics desde su infancia-, firmaron contratos con importantes editoriales de cómics para experimentar con personajes bien afianzados o crear algunos nuevos, incluso.

Desde Michael Chabon con la elaboración de todo un universo de historias (con la ayuda de otros escritores) a partir de su novela Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay para el sello Dark Horse Comics, hasta la exitosa serie Crisis de identidad, en la que el escritor Brad Meltzer jugó con buena parte del elenco de superhéroes de DC Comics, los proyectos de esta especie crecen día a día. A estos autores se han unido algunos otros como Jonathan Lethem, con una reelaboración del personaje Omega, the Unknown, para Marvel Comics; para este sello también han trabajado Orson Scott Card, con Ultimate Iron Man; Greg Hurwitz en Punisher y Moon Knight. Hellblazer, de Vertigo / DC Comics, ha sido escrito por Denise Mina e Ian Rankin; y Kevin Baker escribió la novela gráfica Luna Park, ilustrada fenomenalmente por Danijel Zezelj, también para esta editorial.

Y durante esta historia, Stephen King ha sido un nombre llevado y traído en el medio: ya desde la barroca prosa de su obra, el nombre, títulos y citas de cómics han estado presente. Y así, podemos recordar incluso el guión que escribió para Creepshow (Historias de terror), filme dirigido por George Romero en 1982, y que es un homenaje a los cómics del sello EC de los años 50 (filme, a su vez, adaptado al medio del cómic por el historietista Bernie Wrightson, y quien igualmente ha ilustrado varias novelas de King). Y desde hace tres años, Marvel Comics ha realizado exitosas adaptaciones a la serie de novelas de The Dark Tower (La torre oscura) y a The Stand (La danza de la muerte), de King, aunque con guiones adaptados por Peter David y Roberto Aguirre-Sacasa, e ilustraciones fenomenales de Jae Lee y Mike Perkins. Es decir, King ha prestado su obra, pero prácticamente no ha incursionado en el medio, a pesar de asesorar dichos proyectos.

Resultaba curioso saber que King era un entusiasta del medio del cómic, pero por alguna obscura razón alejado de la escritura para cómics (fuera de tres páginas escritas en 1985 para un cómic colectivo, cuyas ganancias fueron utilizadas para ayudar a contrarrestar la hambruna en África). Es por eso que sorprende saber de su primera colaboración directa en cómic a estas alturas, y que sea en DC Comics, la competencia a Marvel, ésta última que ha logrado un gran éxito adaptando la obra de este narrador.

En marzo pasado, bajo el subsello Vertigo de DC Comics, se publicó el primer número de American Vampire, una peculiar serie en la que King escribirá durante los primeros cinco números, compartiendo la tarea con Scott Snyder, creador de la serie y quien continuará con la misma.

En medio del bombardeo de historias de vampiros adolescentes de aparador, la propuesta de American Vampire resulta muy atractiva: la crónica de un vampiro estadounidense llamado Skinner Sweet, desde que es convertido en esta especie (a finales del siglo XIX) hasta el presente, aunque analizando su condición y su peculiaridad en su geografía, como parte de una evolución involucrada directamente con su ecosistema. Es decir, la idea de este cómic es elaborar sobre el concepto del vampiro con características endémicas.



Snyder propuso este concepto a DC Comics; cuando le dieron luz verde se animó a pedirle un comentario a King (quien habló muy bien de Voodoo Heart, la colección de cuentos cortos de Snyder), para utilizarlo como parte de la campaña publicitaria del cómic, pero King se entusiasmó a tal nivel con lo que leyó, que propuso escribir parte de la historia inicial. Así, la primera saga de American Vampire (que compondrán los primeros cinco números), se conformará de dos historias: una desarrollada en 1925 (escrita por Snyder) y otra en 1880 (escrita por King). Las ilustraciones son obra del dibujante brasileño Rafael Albuquerque, quien hace uso de distintos estilos para cada historia.
La siguiente es una entrevista exclusiva con Scott Snyder, creador y coguionista de la serie.

¿Por qué escogiste una historia de vampiros para tu primera gran serie en cómic? ¿Cuál fue tu inspiración?
Todo el concepto me llegó durante la más reciente oleada de vampiros, allá cuando se presentaron las secuelas a los filmes Blade y Underworld, así como Queen of the Damned [La reina de los condendos]. Veía estos filmes, y siempre era lo mismo: con una estética tipo The Matrix, depresivas, lúgubres, con lluvia, vampiros en gabardinas de cuero y camisas con cuello de tortuga, peleando en las alcantarillas, y candelabros y demás cosas. Eso realmente me hizo extrañar a aquellos vampiros con los que crecí y que quise, y que para mí lo fueron todo, de Salem’s Lot [La hora del vampiro] a Lost Boys [Los muchachos perdidos] y a Near Dark [Cuando cae la oscuridad], esta última que tal vez sea mi favorita. Aquellos vampiros realmente me asustaron. Parecían gente que realmente podría yo conocer, y que podían vivir en un mundo que me era familiar. Esa idea de que a tu puerta pueden tocar estas salvajes y feroces criaturas, realmente me atrajeron en ese momento. Comencé a pensar al respecto: ¿Por qué nunca vemos vampiros que no sean tan aristocráticos o eurocéntricos?... ¿Qué hay de un vampiro americano, alguien que transite por los escenarios que tanto me gustan? Y entonces, me llegó la idea: ¿Qué pasaría si ese vampiro fuera, de hecho, nativo de América y tuviera características distintas? ¿Qué pasaría si fuera de una especie? Todo el concepto realmente surgió de ahí, y pensé “Si eso es posible, ¿Por qué no baso toda la serie en la evolución vampira? Habría entonces distintas especies en diferentes momentos, y sería divertido crear un árbol genealógico completamente secreto, que comenzara en los tiempos pre-modernos, con distintas ramas y mutaciones al azar. Así que me interesó que pudiera caminar a la luz del día, por lo que podría resultar una amenaza para el resto, lo que provocaría un conflicto entre especies. ¿Y qué tal si lo hacemos aun más amenazante? Podemos darle colmillos de culebra, y esa especie de enorme quijada como la vista en La hora del espanto. Realmente podemos jugar con él como si se tratara de un peldaño delante de la evolución, algo que realmente intimidará al vampiro clásico, porque se creen la especie dominante.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con Stephen King?
Sabía que tenía la novela Under the Dome a punto de salir, que trabajaba en un musical en la Costa Oeste, y por nada me imaginaba que pudiera tener algo de tiempo para esto. Pero aceptó hacer dos números en un par de semanas, con una historia de 16 páginas cada uno. Cuando me los envió, me dijo que se estaba divirtiendo, y quería saber si podía continuar un poco más con la historia. “Claro, haz lo que tú quieras”, le dije. Y lo siguiente que recibí fue un tercer número con un cliffhanger, luego escribió un cuarto número, y luego un quinto. Lo interesante de Steve es que, cuando una historia le gusta, escribe entonces como un joven y hambriento escritor, que pareciera querer demostrar algo y no como alguien ya bien establecido (¡establecido más que cualquier otro!). Es inspirador ver a alguien de su estatura autoral entusiasmarse de esa manera. Durante dos meses nos enviamos emails y hablamos todos los días. La serie en su conjunto, no sólo en la parte de él, debido a su involucramiento es exponencialmente mejor. No podría estar más agradecido con él.



¿Qué consideras que significa Stephen King para el género, y cuáles de sus obras son tus favoritas?
Creo que Pet Semetary [Cementerio de mascotas] es mi favorito de sus libros, simplemente porque creo que es el libro más aterrador de la historia. Lo que en general adoro de su obra es que las cosas en que más confiamos –las cosas que amamos- las pone en nuestra contra. Nuestro primer carro, la belleza color rojo dulce, Christine; nuestro adorado perro, Cujo; nuestro amado padre, Jack Torrance (The Shinning); o nuestro precioso bebé de cuatro años, Gage (Pet Sematary)… Una y otra vez, Stephen King toma todo aquello que nos hace lo que somos, nuestras más seguras y preciadas cosas, y hace que todo esto quiera matarnos.

¿Cuál consideras que es la trascendencia del sello Vertigo para la narrativa moderna?
Fui demasiado afortunado al crecer durante los años 80, cuando el cómic en general (y Vertigo y DC en particular) también llegaba a la mayoría de edad. Swamp Thing, Watchmen, Dark Night Returns, Batman Year One, Animal Man… Para mí, Vertigo significa historias maduras, historias de exploración que impulsan el desarrollo de la anécdota y los personajes, pero que igualmente impulsaron el medio en términos sociales y artísticos. Y creo realmente que Vertigo ha logrado mantener esa calidad a través de los años. Es un honor estar con Vertigo. No hay un día que pase y que no piense en ello: la reputación, la historia… Rafa [Albuquerque] y yo estamos trabajando fuertemente para alcanzar las expectativas.

¿Qué consideras que sea aquello que marca la diferencia en el medio del cómic como narrativa? Se ha dicho que el futuro de la narrativa es la novela gráfica, ¿qué opinas?
Desde un punto de vista práctico, son las recopilaciones de cómics donde los editores obtienen el dinero. Así que sucede algo importante en la transición que se está dando hacia el formato de novela gráfica, sobre todo cuando está aumentando la literatura digitalizada, y está ayudando a alejarse de los cómics serializados. Pero al final del día, el formato serializado es lo que viene formando el ADN del cómic, ¿sabes? Tal vez sólo estoy chapado a la antigua, pero para mí leer cómics es algo inseparable a la experiencia de hacerlo por episodios: la espera para ver qué pasa, mes a mes, desenlace a desenlace… Creo que veremos más novelas gráficas, menos títulos serializados, pero me resulta muy difícil creer que las series desaparecerán.

¿Consideras que, así como existen clásicos del género de terror en la literatura y el cine, también los hay en el cómic?
Absolutamente. Creo que Swamp Thing (especialmente la etapa de Len Wein y Bernie Wrightson) es un clásico del horror, como lo son From Hell, Arkham Asylum, 30 Days of Night… Creo que los sustos que vemos en mucho del horror de mala calidad hoy día se produce con los sobresaltos, de tal forma que la gente cree que el horror debe ser algo difícil de lograr en el formato del cómic, donde no hay forma de que algo salga de repente e impacté al lector. Pero en lo mejor del horror, los sustos surgen del terror emocional que los personajes sienten. Así que los cómics pueden ser un gran medio para el horror.

¿Con qué otros autores te gustaría colaborar?
¿Autores? Son muchos, esta es mi lista de ensueño: Neil Gaiman, Alan Moore, Grant Morrison, Geoff Johns, Jason Aaron, Mark Waid…

¿Near Dark [Cuando cae la oscuridad] o The Lost Boys [Los muchachos perdidos]? ¿Let Me In [Déjame entrar] o Twlight [Crepúsculo]?
Near Dark
y Let Me in, aunque The Lost Boys también es una de mis películas favoritas.



*Esta es una versión extendida de un artículo y entrevista que realicé para el suplemento El Ángel, del diario Reforma, en abril de 2010.

viernes, 4 de junio de 2010

Twin Spica, Hellblazer


Twin Spica
, por Kou Yaginuma

Vertical Inc.

11 dólares


Creo que debería estar acostumbrado ya, pero me continúa sorprendiendo el nivel de inmersión de los japoneses en la tecnología; y no hablo precisamente del detalle y el conocimiento tecnológico que se transpira en muchas de sus obras (y que muchos lectores, creo, vemos como algo lejano), sino que en muchas ocasiones su intensión al hacer uso de la tecnología es ya como parte de su entorno y su mismo desarrollo como seres humanos.

Caso en concreto, la reciente serie de manga Twin Spica, de Kou Yaginuma, editado en inglés por Vertical Inc., se trata de una historia desarrollada en el año 2024, una época en la que la formación como astronauta es parte ya de las licenciaturas comunes en Japón. El centro de esta historia es una pequeña de 14 años, Asumi Kamogawa, quien desde que tiene uso de razón ha mirado hacia las estrellas, con el deseo vehemente de viajar hacia ellas. Este manga, por un lado muestra el proceso y desempeño en la formación de los astronautas y, por otro, un interesante estudio de personajes a partir de la transición que tuvo la sociedad con un suceso de impacto, en este caso el inicio de los viajes espaciales japoneses en 2010 con su primer lanzamiento, mismo que fracasó y calló, causando cientos de muertes en un poblado.

Asumi, está marcada por ese suceso pues, a pesar de que sólo contaba con unos meses de edad, su madre fue una de las víctimas, aunque su sufrimiento se extendió durante cinco años en los que permaneció en coma y desfigurada. Todo este precedente, así como el esfuerzo actual de la adolescente para buscar un lugar en la Tokyo Space Schoool, sirven para que Yaginuma construya una historia bien cimentada de iniciación y expiación. Asumi, se encuentra en la búsqueda de un sueño, pero igualmente en el proceso de entender la magnificencia del Universo, así como los peligros y placeres que conlleva. En ese trance, vemos un tejido de historias parecidas (sobre todo la de los jóvenes que buscan la misma oportunidad que Asumi), pero otras distintas, aunque con vasos comunicantes (como aquella extraordinaria de la maestra de Asumi, cuando ésta tenía 5 años, y que nos revela el sensible eslabón que tiene con el accidente, así como éste se relacionará en el futuro de manera sobrenatural con la misma Asumi).

Twin Spica, iniciada en 2001, fue una exitosa serie que alcanzó los 16 volúmenes, y me parece que se trata de una inmejorable oferta de lectura para lectores jóvenes y niños. Aquí, pueden checar un adelanto de este manga.



Hellblazer 267, por Peter Milligan y Giuseppe Camuncoli

DC / Vertigo Comics

3 dólares

En su desintoxicación de una maldición más, Constantine le dejó deshecha la cara a una joven quien, además de ayudarle recientemente en no pocos trances malditos, es hija de un güey que seguramente le va a partir la cara a este chamán cuando se enteré de lo que le hizo. Sin medir las consecuencias, la joven se desquita con un encantamiento que no solamente se está llevando al Diablo a Constantine, sino a todo Londres. Cuando la basura le llega hasta el cuello, sucede lo que muchos lectores esperábamos con la llegada de Milligan: conjura a Shade, the Changing Man. Y en ese punto es donde se quedó este episodio, por lo que el siguiente presentará el regreso de este personaje de culto, quien hace poco más de 15 años se reunió por vez primera con Constantine, de la mano de Milligan y Chris Bachalo. La prosa que Milligan filtró en las historias de Shade permanece como uno de los momentos más brillantes de Vertigo, en el cual originalidad y pasión confluyeron aun. Durante los últimos número de Shade que Bachalo dibujó, este artista creó páginas de belleza incomparable, alejadas realmente de la estilización tipo clon manga que hoy día extiende en su trabajo para Marvel Comics. No puedo imaginarme el acercamiento del italiano Camuncoli a Shade, pero presiento algo maravilloso. Sin duda, el número 268 de Hellblazer, será ocasión para celebrar.



Ya es muy tarde, pero no quería dejar pasar el momento de agradecer al maestro Gabriel Vargas por su crónica inigualable de México, y por su gran lección artística. Fue un honor conocerlo, y marcados hemos quedado con su existencia y obra.